martes, 19 de octubre de 2021

Pequeñas cosas

 Recuerdo de una visita a la Cárcova

 


Aquella mañana Juan Carlos Romero vino por el taller trayendo unos apuntes para encuadernar, aproveché para mostrarle un trabajo que había terminado en esos días. No tenía nada que ver con las encuadernaciones tradicionales, era una obra que tomaba como punto de partida los antiguos libros plegados. Yo había reunido un grupo de imágenes y con la asistencia de mi hijo fui haciendo el diseño para construir un libro que no tenía más pretensión que engrosar mi colección personal. Era un libro plegado sólo en su concepción constructiva, las secciones era de material rígido y las articulaciones flexibles permitían la más completa apertura.

La obra tenía otra particularidad. Los libros plegados en zigzag tienen su origen en los antiguos libros-rollo, cuando se comenzó a plegarlos en lugar de arrollarlos se comprobó que la manipulación, el almacenamiento y la consulta del contenido se facilitaba enormemente. Pero en lo esencial, tanto el rollo como el plegado seguía siendo una larga faja de papiro o pergamino. Para formar el acordeón los dobleces eran siempre paralelos y se alternaban uno hacia adentro y el siguiente hacia afuera. En mi trabajo la dirección de los dobleces no respondía a esa lógica, por eso al estar totalmente abierto de plano su forma no era el de una faja alargada.

 

Y todavía había algo más: en un libro convencional sólo dos páginas pueden ser observadas simultáneamente (la par sobre la izquierda, la impar a la derecha); en el plegado tradicional la contemplación puede extenderse a todo lo largo de la tira, en mi libro algunas páginas se yuxtaponían con la de arriba y la de abajo.

Juan Carlos se olvidó de los apuntes que traía, se puso a manipular la obra y repetía entusiasmado por el descubrimiento: ¡Javier, esto es un libro de artista! Que dijera eso era todo un elogio; él era un artista consagrado, una verdadera autoridad en todo lo relacionado con el grabado, la poesía visual, los libros de artista y mucho más. Ya  desde antes prestaba gran atención a mis trabajos cuando venía por casa, a partir de aquel momento su interés aumentó.

 

Varias veces me dijo que quería que llevara algunas de esas obras para mostrarlas a sus alumnos. Finalmente un día cargamos una buena cantidad de libros-objeto en su coche y nos fuimos para la Escuela Ernesto De La Cárcova. Yo estaba entusiasmado con la perspectiva de colaborar en una de sus clases sobre libros de artista, era todo un halago que me hubiese invitado a acompañarlo. Teníamos muchos años de coincidencias políticas y sindicales, pero también compartíamos afinidades artísticas.

Era un martes soleado y con un clima casi primaveral, íbamos por la costanera organizando la clase y salpicando comentarios varios. En un momento me dijo “ahí está el Museo de Telecomunicaciones”, en realidad eran las últimas semanas que el museo estaría allí, luego Telecom se desprendería de él. Juan Carlos había dejado de dirigirlo al llegar la privatización, cada tanto recordábamos alguna anécdota porque en el fondo nos seguíamos sintiendo telefónicos. https://javiernieva.blogspot.com/2017/09/romero.html

 

Muchas veces habíamos hablado de libros de artista, un tema en que Juan Carlos tenía una enorme experiencia. Todavía intercambiábamos opiniones cuando llegamos a la Cárcova. Cargando los paquetes entramos a la Escuela y nos dirigimos al aula de la planta baja donde se haría el encuentro.

 

Estábamos en los preparativos, él revisaba algunos trabajos de sus alumnos, yo acondicionaba mis libros. Fue entonces cuando entró al aula una mujer que trabajaba en la Cárcova, y dejó caer una frase como si fuera una bomba: “¡Atentaron contra las Torres gemelas!” El revuelo fue general; el único que parecía no conocer la existencia de las torres era yo. Todos se movieron, alguien se acercó a un televisor y lo encendió. Empezaron las exclamaciones, los comentarios superpuestos, las referencias a las imágenes que en realidad era una única secuencia repetida y vuelta a repetir. Con semejante conmoción nadie se acordaba de mis libros, yo tuve suficiente sensatez como para sonreírme y guardar silencio.

La conmoción por la noticia duró largo rato, Juan Carlos tuvo que ser tolerante y esperar que se calmaran los comentarios. Finalmente hizo apagar el televisor. Lo que tendría que haber sido una exposición de libros se redujo a una rápida pasada por las obras. En el camino de vuelta lamentó la coincidencia, la frustrada clase sobre libros de artista también fue un “daño colateral” del 11 de septiembre de 2001.


Una cortada

 A mediados de los 60 empecé a frecuentar los libros de la Editorial Universitaria de Buenos Aires; se instalaron puestos de venta en distintos lugares de la ciudad, uno de ellos estaba en la esquina de Avenida de Mayo y Chacabuco. Era mi parada obligada cuando salía de estudiar, yo estaba deslumbrado con esas publicaciones y siempre terminaba comprando algún libro.

Uno que recuerdo especialmente es “Buenos Aires, mi ciudad”, era un poco más grande que el tamaño carta, con unas hermosas fotografías de Sameer Makarius que cubrían toda una página y enfrentándola un texto referido a la imagen. La fotografía de la Cortada de Carabelas se complementaba con la poesía homónima de Carlos de la Púa:

 

 “Reñidero mistongo de curdas y cafañas,

 de vivillos de grupo y de vivos de veras,

 la cortada es el último refugio de las cañas

 y la cueva obligada de las barras nocheras…”

 

Aquella cortada fue rebautizada como Pasaje Carabelas, pero yo ahora me voy a otra cortada, un pequeño caminito de mi época infantil. Era apenas un paso bordeando el alambrado del ferrocarril, en los años 50 ‘unía la calle Melián con Blanco Encalada. Aunque esas calles no son paralelas, para los que venían desde el lado del Hospital Pirovano caminando por la vereda impar de Melián, antes de llegar a La barrera se encontraban con ese pequeño paso que les permitía llegar a Blanco Encalada. No tenía ningún nombre, no figuraba en los mapas, simplemente le decíamos el caminito.

Muchos años después volví a andar por esa zona. Las idas y vueltas del trabajo me llevaron a un edificio que empezaba a funcionar como Escuela y Centro de Documentación. El taller de encuadernación todavía no había terminado de ser instalado, teníamos mucho tiempo ocioso y salíamos a caminar por el barrio. En una de esas andanzas llegamos al caminito que yo conservaba en mi memoria. Pero el caminito ya no era aquel estrecho pasaje que bordeaba el alambrado del ferrocarril,  se había abierto un pasaje de unos treinta metros de largo, una calle asfaltada que hasta lucía una chapa con el nombre que la municipalidad porteña le asignara.

El cambio en el paisaje me dejó asombrado, me sentí como el personaje de un viejo tango, aquel que decía:

 

“Borró el asfaltado, de una manotada,

la vieja barriada que me vio nacer...”

 

Y el asombro se completó cuando supe cuál era el nombre de ese pasaje: Hiroshima.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Homenaje a una trayectoria


 

Carlos Yaquinandi Castro fue uno de los miles de argentinos que debió exiliarse durante la última dictadura. Desde el mismo momento en que llegó a España comenzó su labor de denuncia, integró TYSAE –Trabajadores y Sindicalistas Argentinos en el Exilio- y editó “La abeja obrera”, un pequeño boletín que fue referencia para todos los latinoamericanos que luchaban contra las dictaduras que asolaban el continente.

Aquella tarea inicial se continuó luego con la creación del Centro Latinoamericano de Reus; este año la entidad fue distinguida por el ayuntamiento local con un premio por su larga trayectoria cultural y solidaria. Para quienes lo conocimos en aquellos años de destierro es motivo de alegría esta premiación; nos sumamos al festejo reproduciendo la nota publicada por Carlos en su carácter de presidente del Centro.

 

Javier Nieva

 

 

¡Gracias Reus!

Treinta y tres años del Centro Latinoamericano

Por Carlos Iaquinandi Castro

 

El aniversario de esta entidad fundada en octubre de 1988, tuvo esta semana el reconocimiento del Ayuntamiento de Reus, que por decisión del pleno, le otorgó una mención honorífica por su trayectoria en la ciudad. La difusión del acto nos permitió retomar contacto con mucha gente que nos envió su saludo. Nosotros expresamos allí nuestro agradecimiento, pero ahora queremos ampliarlo a todos nuestros asociados y simpatizantes, y en especial a tanta gente que en estos años colaboró o participó de nuestras actividades. Y a la vez, hacer un poco de historia.

 

Recordar que fundamos el Centro un grupo pequeño de latinoamericanos. Varios de nosotros proveníamos de los exilios causados por las dictaduras militares en Argentina, Chile y Uruguay.  La mayoría somos nietos de muchos españoles o italianos que a comienzos del siglo XX emigraron a nuestros países. Pero muchos de nosotros llevamos hoy,  más años vividos en Reus que los que vivimos en nuestras ciudades de origen. Y aquí rehicimos nuestras vidas, crecieron nuestros hijos, fueron a la escuela, a los institutos y aquí desarrollan hoy sus trabajos y profesiones.

 

Nuestra trayectoria como entidad,  se basó en la defensa y la práctica de conceptos como solidaridad, democracia, justicia, igualdad y derechos sociales. Difundimos nuestras culturas originarias, nuestra literatura, nuestras músicas e incluso  hasta nuestra gastronomía en los recordados  “Encuentros” anuales que hicimos durante muchos años en La Palma.

Pero también desarrollamos un fuerte vínculo con la sociedad de acogida. Participamos en la creación de diversas plataformas, entre otras:  Coordinadora contra el racismo;  A favor de la enseñanza y de la sanidad públicas;  Contra la guerra cuando la invasión de Irak… la Marea  Pensionista… o en defensa de los migrantes.

En el año 2000 coordinamos en Reus la convocatoria del histórico referéndum organizado por la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa que se realizó en Catalunya y en otras partes del estado. Participaron 70 voluntarios que cubrieron los 13 colegios electorales reusenses donde dieron su voto más de 8.000 ciudadanos, que en un 96 por ciento se pronunciaron a favor de que el gobierno español cancelara totalmente la deuda que mantienen con él los países empobrecidos.

Nos incorporamos al Consell Municipal de Solidaritat prácticamente desde su creación. En todos esos años, apoyamos  decenas de proyectos en diversos países latinoamericanos, para mejorar sus condiciones de vida y sus derechos sociales o para paliar efectos de sismos o inundaciones.

 

A propuesta del Centro Latinoamericano de Reus se dio el nombre de Salvador Allende a una plaza del barrio Sant Josep Obrer.

En cuanto a comunicaciones, en el año 2000 pusimos en marcha la agencia de noticias SERPAL, (www.serpal.info )  con servicios gratuitos y que tiene suscriptores en 35 países, principalmente los de A.Latina.

Durante 23 años, hicimos el programa radial “Cuando la tierra se hace canto”, con música y noticias. Se difundió por Radio Music Club, luego Punt Sis Radio. 

Editamos anualmente nuestra revista gratuita “El Chasqui”, con un resumen anual de las actividades, noticias, comentarios y entrevistas. En uno de esos números, se nos ocurrió pedir a una decena de periodistas locales que opinaran “Cómo nos ven”. Todas las respuestas son reproducibles, pero no hay espacio. Así que elijo una frase de Andreu Faro ( viñetista del Diari ) en la que hacía referencia al dia que en que varias mamás del colegio de su hijo vinieron a su casa a preparar la decoración de navidad y él escuchaba desde su lugar de trabajo ese coro de voces y acentos. Y escribió “que bien funcionaría el mundo si lo dirigieran las mujeres” y luego cerraba expresando: “Que bueno que vinieron, hermanos, que bueno que den un poco del calor de esa patria que a veces echan de menos. Mi casa –concluía-  fue más casa el día que Uds. entraron en ella.” 

Hicimos infinidad de actos. Encuentros anuales en La Palma y recitales por los que pasaron numerosos intérpretes, como Olga Manzano, Manuel Picón, Rafael Amor, José Carbajal “El Sabalero”, Barnatango, José A. Labordeta, Daniel Viglietti, Euclides Mattos, Quintín Cabrera, Paco Ibáñez, New Tango Ensamble, Grupo Baracoa, Jorge Estela, “Sabor Cubano”, “Tango a tres”, entre otros. Estos Encuentros, algunos con más de un millar de asistentes, atendidos por casi un centenar de colaboradores del Centro. También para ellos nuestro reconocimiento.

Realizamos Ciclos de Cine Solidario, con el estreno de muchas películas latinoamericanas o de temas sociales. Exposiciones, teatro y conferencias diversas sobre temas relacionados con nuestros países originarios. La visita de destacadas personas latinoamericanas, como las Madres de la Plaza de Mayo ( recordemos que Reus fue uno de los 15 grupos de Apoyo a Madres en Europa y sede de un Encuentro Internacional). O Joan Jara, la compañera de Víctor, el cantante y poeta chileno asesinado por la dictadura de Pinochet.

En 1994, con el entonces alcalde de Reus, Josep Abelló, estuvimos comentando las semejanzas que tenía mi ciudad adoptiva con Bahía Blanca, mi ciudad de origen en Argentina. Y de allí surgió la idea de hermanar las dos ciudades. Cuando lo comenté con el intendente bahiense Jaime Linares, lo aceptó de inmediato. Y el 11 de Abril de aquel año, viajó una delegación reusense a la “Semana de Ciudades Hermanas” que se realizó en B.Blanca. Integraron el grupo el alcalde, varios regidores regidores, y representantes de actividades educativas, económicas y culturales, entre ellos un grupo del “Ball de Diables”.

 Uno de los varios frutos de ese hermanamiento, es que una calle de Reus lleva el nombre de B.Blanca y en aquella ciudad argentina se inauguró una plaza “Ciutat de Reus”.

Por último no quiero dejar de recordar a los compañeros que colaboraron con el  Centro y que ya no están con nosotros.

Todo esto que hicimos en estos treinta y tres años no hubiera sido posible sin el apoyo de las autoridades de la ciudad, y por supuesto contando siempre con la cercanía y el afecto de la gente de Reus.

Y aquí, en estas tierras de acogida… dejaremos lo más valioso, lo que más queremos:  nuestros hijos y nuestros nietos… Muchas gracias