En 1964 se constituyó el Movimiento Gremial Telefónico. El nuevo agrupamiento tuvo que abrirse paso entre dos poderosos rivales: la Lista Marrón que ejercía la dirección del sindicato y la Lista Azul que contaba con el padrinazgo del Gobierno Nacional y la dirección de la Empresa. Al promediar el segundo semestre de ese año hizo su aparición el boletín de la agrupación: AVANZADA.
En los distintos edificios telefónicos se nos empezó a conocer como “los de AVANZADA”, fue después que nos presentamos ante la Junta electoral del sindicato en marzo de 1965 que “los de AVANZADA” empezamos a ser la Lista Rosa.
Los responsables de nuestra prensa eran Juan Carlos Romero y Guillermo Pérez Curtó, ellos tuvieron a su cargo la confección de los boletines y volantes, y hacia el final de la campaña también produjeron los carteles de altísima calidad artística. No exagero con esta apreciación, aquellas obras siguieron formando parte de exposiciones y seminarios hasta la actualidad. Cuando mencioné los afiches en una de las primeras notas sobre Avanzada incluí las imágenes de los dos primeros de la serie. Juan Carlos me facilitó las digitalizaciones de esas obras, se disculpó por no disponer entonces de la tercera.
El tercero de la serie
Mi interés era conseguir una buena reproducción de aquel tercer afiche para poder publicarlo en este blog. Hace pocas semanas pude comunicarme con Ana Longoni preguntándole si ella disponía de esa imagen. Tuvo la gentileza de pedirle a Fernando Davis una copia, y él completó el circuito facilitando la digitalización con que se encabeza este artículo.
En su momento yo atesoré aquellos afiches (en este caso la expresión atesorar es correcta), tenía un gran aprecio por esas obras, y en particular por la tercera. Aunque ninguna de las tres era lo que podríamos definir como una propaganda convencional, el último de los carteles tenía un encanto especial. Sé que esto es muy subjetivo y que tal vez a otros les resulten más atractivos los primeros, pero yo siempre manifesté mi admiración por el último.
Una tarde estaba en la librería Asunto Impreso buscando un libro para regalar, debo haber mencionado a Juan Carlos porque quien me atendía comentó que tenía la obra “Romero Tipo-gráfico”. Al hablar sobre el contenido del volumen dijo que en un apéndice se incluían unos carteles de 1964. Aunque la fecha no coincidía yo supe antes de que describiera las obras que se trataba de aquella publicidad de AVANZADA.
Efectivamente, allí estaba la serie de imágenes que yo había estado buscando durante tantos años. Podría haber intentado el escaneo del libro, pero dudaba sobre la calidad del resultado, preferí esperar un poco más. Finalmente se “alinearon los astros”, conseguí comunicarme con Ana, ella tuvo la amabilidad de hablar con Davis y éste terminó facilitando las digitalizaciones.
Otros afiches
Juan Carlos tuvo un enorme compromiso social durante toda su vida, fue delegado sindical, participó de la huelga telefónica en 1957, integró la Lista Rosa y siempre siguió estando del lado de los trabajadores y de los sectores populares.
No es posible hablar de él sin referirse a su personalidad artística, aunque yo he preferido poner el acento en su tarea sindical y política porque nos conocimos en ese contexto. Una particularidad era su pasión por conservar publicaciones, lo recuerdo armando carpetas de recortes, juntando boletines y volantes en movilizaciones políticas y sindicales, coleccionando revistas literarias y artísticas. Alguna vez bromeamos comparándolo con Gregorio Sélser y preguntándonos dónde almacenaría todo lo que acumulaba.
Periódicos y boletines sindicales eran parte de una enorme colección que acompañaba a afiches de una variedad inimaginable. Muchas veces nos habíamos cruzado en el Parque Rivadavia y en las librerías de la calle Corrientes, era feliz incorporando documentos que para otros carecían de importancia. Cuando supo que yo estaba reuniendo información sobre la Huelga telefónica de 1957 no vaciló en poner a mi disposición su carpeta de recortes y volantes, él había participado en aquel conflicto porque ya era delegado en la sección donde trabajaba.
Yo tenía una noción muy parcial sobre el volumen de la colección, su propio domicilio resultaba insuficiente, familiares y amigos tenían que ayudarlo en la guarda, hasta que llegó un momento en que pudo reunir todo en un único sitio. Cuando concretó su sueño de institucionalizar el archivo en mayo de 2014 recordó los comienzos de su biblioteca en la casa de sus padres:
“Fui juntando libros de arte y política. Esos fueron mis dos motivos de vida y que nunca abandoné. A esos libros iniciales les fui agregando afiches políticos a partir de los años setenta, que configuran una profusa colección que hoy llega a poseer más de mil ejemplares. Así se fue gestando esta colección –que ahora se llama Archivo de Artistas-, sumando también la colección de afiches artísticos y obras y archivos personales de otros artistas como Luis Pazos, Carlos Ginzburg y Elena Lucca”.
Pero no era un coleccionista que pudiéramos llamar convencional. Esas publicaciones no se encontraban disociadas de su actividad creadora, se integraban naturalmente a sus trabajos. Un ejemplo fueron las exposiciones en homenaje a los mártires de Trelew que se realizaron en el Centro Cultural de la Cooperación y en el Espacio para la Memoria (Ex ESMA).
Esos documentos atesorados se integraban a su producción hasta convertirse en elementos indisociables: no había barrera que separase al militante, el creador artístico y el coleccionista. Esto tal vez se entienda mejor si digo que él compartía lo que coleccionaba a través de las exposiciones y la docencia, pero también abriendo su archivo para quienes buscasen una información o una idea original. Fue más lejos todavía, porque transformó su colección privada en el Archivo de Artistas Juan Carlos Romero para que pudiese ser consultado por el público en general.
Abro un paréntesis para una digresión. Hubo una etapa en la que estuvo como responsable en el Museo Nacional de Telecomunicaciones, allí mostró la misma generosidad para compartir la información e igual celo para cuidar el patrimonio. Recuerdo su enojo cuando recibió un llamado de Canal 9 para que el museo facilitara unos teléfonos antiguos que serían usados en una telenovela. Alejandro Romay invocó su amistad con María Julia Alsogaray quien había sido puesta al frente de la Empresa para privatizarla. Juan Carlos trató de impedir la salida del material, sabía que podía extraviarse o ser robado, pero llegó una orden desde la presidencia de la ENTel y tuvo que ceder: frente al saqueo mayor que se estaba produciendo en el país el robo de unos “teléfonos viejos” podía ser considerada una rapiña menor, pero no dejaba de ser indignante. Cierro aquí el paréntesis.
Imágenes de colección
Juan Carlos falleció en abril de 2017, poco antes de cumplirse el segundo aniversario de su partida recibí un mensaje de una amiga suya, la artista plástica Hilda Paz. Allí me decía: “¿sabés que el archivo que conociste no lo vas a poder consultar más?” Así fue como me enteré que la colección de Juan Carlos había sido vendida a un coleccionista privado del exterior. Después empezaron a llegar otros mensajes, diarios y revistas se hicieron eco de la información, la Red Conceptualismos del Sur inició una activa campaña para tratar de impedir que ese patrimonio cultural e histórico fuera sacado del país.
Ese archivo era parte de su vida, casi diría que era un testimonio de su vida, una obra que debía trascenderle y recordar que detrás de esa obra estaba él. Compró una casa para reunirlo, es difícil imaginar que hubiese querido venderlo, más bien estoy convencido que pensó en su perduración. Hubo quienes colaboraron ordenando y catalogando, quienes digitalizaron algunos de los muchos afiches, poniéndolos en línea con el mismo espíritu colaborativo con que siempre había sido compartido; otros podrían disponer de esa documentación invalorable...
Hoy esas imágenes digitalizadas perduran y pueden ser consultadas en Colección Gráfica Política. Archivo de Artistas Juan Carlos Romero