jueves, 21 de mayo de 2020

El mayo argentino (1)

Introducción

Mayo de 1969, El Mayo argentino, fue un mes convulso, explosivo, cargado de grandes conflictos sociales a todo lo largo y ancho del país. Desde mucho tiempo antes venía madurando la rebeldía que se desbordó en puebladas cuyo punto más alto fue El Cordobazo y que se prolongaría en los meses siguientes. Si Eric Hobsbawm lo hubiese estudiado seguramente habría hablado de un “mes largo”, como habló de un “siglo largo” al referirse al siglo XIX europeo. En los apuntes que fui haciendo para escribir este trabajo mayo comienza al atardecer del 30 de abril, podría haberlo hecho retroceder todavía más sin desnaturalizarlo. También podría haberlo prolongado hasta junio cuando fue asesinado Emilio Jáuregui; o hasta la muerte de Augusto Vandor cuando fue implantado el estado de sitio y se intervinieron varios de los sindicatos más combativos y antidictatoriales.

Cuando repasaba análisis de los sucesos me sorprendió encontrar algunas opiniones que rápidamente ligaban los hechos de Argentina con los de un año antes en Francia, como si los sucesos europeos hubieran irradiado su influencia rebelde al resto del mundo. No creo que nadie pueda negar la importancia del Mayo Francés, pero me parece que se sobredimensiona esa incidencia si no se tiene en cuenta que para el momento en que se produjeron los movimientos parisinos, en Argentina ya se venía recorriendo un largo camino de luchas y maduración. Pienso que mucha más influencia tuvo el proceso que se abrió tras la Revolución Cubana y, aun así, creo que el acento debe ser puesto en el desarrollo de las contradicciones internas, en la resistencia a las dictaduras y los gobiernos proscriptivos que se sucedieron desde 1955 en adelante.

Tengo mucho respeto por alguno de los intelectuales que sostienen la importancia del Mayo francés en los acontecimientos argentinos, creo que están equivocados pero no diré que tienen una deformación eurocéntrica. Esta es sólo una opinión, el tema queda abierto, no me extiendo porque lo importante es que empiece con esta cronología.


A pesar de la prohibición gubernamental, los actos para conmemorar el 1º de mayo comenzaron ya en la tarde-noche del 30 de abril. Se produjeron escaramuzas en la zona de Congreso, Con el estallido de algunas bombas Molotov, corridas y detenciones por la Avenida Callao. Algo similar ocurrió por Avenida de Mayo, cerca de la 9 de Julio, y en otros lugares de la ciudad de Buenos Aires. Pero el enfrentamiento más violento de ese miércoles 30 tuvo lugar en Avellaneda, a pocas cuadras de donde tres años antes la patota de Vandor había asesinado a militantes peronistas de izquierda, y, por error o deliberadamente, al burócrata Rosendo García.

Los manifestantes convocados por la delegación local de la CGT de los Argentinos habían conseguido encolumnarse a la altura de la sede de Independiente y avanzaban por Avenida Mitre con dirección a la Plaza Alsina. Marchaban con antorchas, gritando consignas y desplegando una bandera argentina. También llevaban una bandera cubana y otra del Perú, ésta última en adhesión a las medidas nacionalistas tomadas por el gobierno del general Velazco Alvarado.

Al llegar a la altura de la calle Berutti se toparon con la represión policial. De un lado comenzaron a lanzar gases lacrimógenos, y los manifestantes respondieron con piedras, palos y las antorchas. El enfrentamiento era muy desigual y se inició la dispersión. Un policía que, arma en mano, corría a los trabajadores resbaló y cayó al suelo, los perseguidos detuvieron la carrera, regresaron y se tomaron revancha; pero el oficial se levantó y comenzó a disparar su pistola. Aparentemente ninguno de los compañeros resultó herido por esos balazos.

Los detenidos superaron la veintena, pero los apaleados no fueron únicamente los que participaban de la manifestación. Periodistas y reporteros gráficos también fueron golpeados por registrar las escenas. Incluso se vio a un camarógrafo sangrando abundantemente por haber estado filmando cuando una mujer era llevada a puntapiés hacia la comisaría.

El 1º de mayo en Mataderos y en el interior del país

Ignoro por qué se eligió la esquina de Avenida del Trabajo y Tellier (Actuales Avenida Eva Perón y Lisandro de la Torre) para realizar el acto de la CGT A, aunque supongo que era como homenajear a un símbolo de la lucha obrera ya que en el barrio de Mataderos había tenido lugar la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre diez años atrás, en época de Frondizi. En la formal convocatoria al acto previsto para las 5 de la tarde, se anunciaba que harían uso de la palabra Ricardo De Luca, Enrique Coronel y Alfredo Ferraresi.

Circular por el barrio era todo un desafío, ese día era feriado, de modo que cualquier presencia extraña era detectada fácilmente. Los habitantes del Barrio Los Perales y de otros próximos fueron obligados a permanecer en el interior de las casas, y a mantener cerradas las puertas y ventanas. Se cortó el tráfico, tanto por Avenida del Trabajo como por Tellier, y también se prohibió el estacionamiento de vehículos. Los bolsos y carteras de los que circulaban por el lugar eran revisados, las personas que resultaban sospechosas eran puestas de cara a la pared y palpadas de armas. Hasta las azoteas de los monobloques vecinos fueron ocupadas por efectivos policiales armados con ametralladoras.

La crónica periodística indicaba que el despliegue represivo montado en mataderos había cubierto “cincuenta cuadras a la redonda, incluyendo 500 efectivos de infantería, 100 de caballería, 100 vehículos de diversos tipos y dos hidrantes Neptuno”.

A pesar de tan imponente manifestación intimidatoria, pudo realizarse algo parecido a un acto de protesta en Avenida del Trabajo y Varela: un agrupamiento de compañeros, el grito de consignas y las consecuentes corridas por la represión policial. Allí estuvieron Ricardo De Luca, Jorge Di Pascuale y Susana Valle. Según contaban algunos compañeros, llegó a efectuarse otro “acto relámpago” a una pocas cuadras de allí, pero de eso no tengo ninguna certeza. En cuanto a los detenidos, la versión policial habló de 26 manifestantes, pero los datos de la CGT hablaban de más de 50 compañeros apresados.

Yo hago hincapié sobre lo ocurrido en Buenos Aires, pero en otras ciudades del país se multiplicaron los actos y manifestaciones. En todos los casos la represión fue violenta y salvaje. En Salta el secretario general de la regional cegetista fue golpeado, arrojado al suelo y pisoteado por un caballo montado por un policía. Como consecuencia de ello Ovídeo Ríos sufrió, entre otras lesiones, la fractura en la base del cráneo. Su caso fue destacado por tratarse de un dirigente seriamente lesionado, pero fueron muchos los trabajadores apaleados por la policía en ese lugar.

El centro tucumano fue escenario de varios enfrentamientos entre manifestantes y policías. Se produjeron quemas de neumáticos, estallidos de petardos, corridas y numerosas detenciones. Algo semejante sucedió en Rosario, donde el acto convocado por la CGT de los Argentinos, y que congregó alrededor de 400 asistentes, fue interrumpido por las cargas policiales. También fue prohibida y disuelta la concentración que se produjo en la Plaza Las Banderas, de la ciudad de Santa Fe. Mientras tanto, en Córdoba, se realizó un acto conjunto entre obreros y estudiantes en el que llegó a hacer uso de la palabra Agustín Tosco.

El único lugar donde la policía autorizó un par de actos fue en la ciudad de Mendoza. Pero al averiguar sobre la naturaleza de los actos y quiénes fueron los promotores de los mismos, se explica por qué tanta permisividad. Quienes solicitaron la autorización fueron los dirigentes de las 62 Organizaciones, porque querían colocar una ofrenda floral ante un monumento en la delegación de la CGT participacionista, y luego otra ofrenda similar ante el monumento al Libertador en la Plaza San Martín.

Así comenzó nuestro mayo de 1969.

Dos días después, el sábado 3, alrededor del mediodía, fue detenido Raimundo Ongaro en su casa de Los Polvorines. El argumento esgrimido fue que el juez que tenía a su cargo la investigación por los guerrilleros detenidos en Taco Ralo quería interrogarlo para saber si tenía alguna relación con las actividades guerrilleras descubiertas en la provincia de Tucumán. Inmediatamente se movilizaron todos los sectores ligados a la CGT de los Argentinos, pero hubo que esperar hasta el lunes en la tarde para que Raimundo fuera liberado.

(Continuará)

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