Encuentro en La Habana
Tomado de Red Conceptualismos del Sur |
En la nota anterior comenté que en julio de 1985 se realizó en La Habana la Conferencia Sindical de los Trabajadores de América Latina y el Caribe sobre la Deuda Externa. Fidel dijo a los asistentes que toda la organización se había hecho muy rápido, en unas semanas se cursaron las invitaciones en forma bastante amplia, algunos eludieron el convite por prejuicios o especulación política, pero la mayoría aceptó asistir. La delegación argentina estuvo integrada entre otros por Julio Guillán, Secretario general de la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina, Alberto Piccinini, de la Unión Obrera Metalúrgica de Villa Constitución e Ismael Alí, representando a la Federación Gráfica Bonaerense.
Los delegados argentinos llevaban un pequeño trabajo que había sido elaborado en el Centro de Estudios y Formación Sindical, si bien no era un documento oficial aprobado por todos los integrantes de la delegación, hubo consenso sobre su contenido y estuvo entre los materiales de trabajo que circularon en La Habana. Posteriormente se lo reprodujo en “Democracia Sindical”, el periódico editado por el CEFS.
Aunque han pasado 35 años desde entonces es interesante recordar cómo comenzaba ese documento.
“EL pasado 10 de junio la frágil democracia argentina se vio sacudida hasta sus propios cimientos”. El remesón lo provocó la firma de acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones financieras que prestaron 400 millones de dólares para hacer frente al pago de intereses vencidos de La deuda externa. Las duras condiciones de ese acuerdo de corto plazo habían sido adelantadas por Clarín cuatro días antes, las consecuencias no se hicieron esperar. Crónica anunciaba el martes 11 con letras tamaño catástrofe: "Devaluación del 18% y aumento de los combustibles en un 57%". EL miércoles 12 el diario Ámbito Financiero adelantaba Los lineamientos del plan económico y se aceleraba aún más la subida de los precios; éstos alcanzaban su pico más alto en la mañana del viernes con remarcaciones en los supermercados, y a la vista del público, de entre el 15 y 45%.”
La conclusión era que devaluación y endeudamiento no iban a resolver el problema, que este seguiría agravándose y que la deuda era además impagable: “es imposible pagar los casi 50 mil millones de dólares que adeuda nuestro país. Esto lo sabemos todos nosotros y además lo saben nuestros acreedores”.
Pero además del capital estaban los intereses, ya el año anterior se habían pagado 4 mil millones por ese concepto. Claro que ese pago era una ficción, en la realidad lo que se había pagado era bastante menos y el resto había sido refinanciado aumentando más la deuda; se estaba en un círculo vicioso del que era imposible salir en términos económicos. Baste señalar que para 1985 Argentina estaba obligada a pagar 5.750 millones de dólares sólo en concepto de intereses.
Han pasado 35 años desde entonces y el monto de los pagos anuales reclamados por los acreedores se repite en nuestros días. La magnitud de la deuda dejada por el macrismo es mucho mayor que la que dejó la dictadura; sin embargo actualizando los números se podría repetir el capítulo con que se cerraba aquel documento elaborado en el Centro de Estudios y Formación Sindical en 1985.
EL CAMINO DE LOS DÓLARES
Un billete de 50 dólares mide exactamente 156 milímetros. Ese pequeño pedazo de papel representa mucho dinero si Lo medimos desde nuestra miseria, nuestro subdesarrollo y nuestra dependencia. Esos 50 dólares representan Las dos terceras partes del ingreso de un jubilado, sin embargo vamos a suponer por un momento que podemos jugar con ellos y vamos a imaginarnos un camino hecho con esos verdes billetes.
Iniciamos el recorrido en Tierra del Fuego, en el punto más austral del territorio argentino. Vamos colocando un billete a continuación del otro y con 500 dólares apenas si hemos avanzado poco más de un metro y medio.
Con 100 billetes tendríamos una cantidad suficiente como para comprar un pequeño terreno y comenzar a construir una casita modesta, pero puesta sobre el suelo apenas si superan Los 15 metros y medio de longitud.
Seguimos adicionando billetes y con mil de ellos ya cubrimos una cuadra y media. No nos detenemos en nuestra tarea y cuando llegamos a medio millón de dólares -nada menos que 10 mil billetes de 50 dólares- ya hemos alcanzado más de un kilómetro y medio en nuestra marcha.
Con 5 millones de dólares, siempre en billetes de cincuenta, alcanzamos una distancia de 15,6 kilómetros. Este ha sido un esfuerzo agotador, pero a los trabajadores no nos falta voluntad ni espíritu de sacrificio, y a pesar de encontrarnos exhaustos triplicamos nuestros esfuerzos y en un día adicionando uno tras otro los billetes de 50 dólares cubrimos poco más de 49 kilómetros. Y hemos invertido para ello exactamente 15.753.400 dólares. Esos 49 kilómetros equivalen, poco más o menos, a la distancia que separa a Buenos Aires de La ciudad de La plata.
El esfuerzo realizado ha sido agotador, pero no tenemos tiempo para descansar y debemos continuar adelante con una cifra similar en el nuevo día.
En nuestro segundo día de marcha llevamos adelantados casi 100 kilómetros y este viaje increíble no se detiene.
En un mes, trabajando sin descanso durante Las 24 horas del día habremos reunido 472,6 millones de dólares. Colocados uno a continuación del otro, siempre en billetes de cincuenta, nos han permitido recorrer cerca de 1.500 kilómetros. Podríamos haber ido de Mendoza a córdoba y de allí a Buenos Aires, pero nuestro camino va de sur a norte y no admite ningún tipo de desvíos.
Esta es una tarea cruel porque para realizarla estamos arrancando ese dinero al mejoramiento de La salud, al desarrollo de la educación y a La reactivación económica del país. Para acumular esos dólares se rebajan Los salarios, se incrementa el hambre y la desocupación, se empobrece y envilece al país-
En un año habremos cubierto 17.940 kilómetros, y en ello habremos invertido 5.750 millones de dólares. Habremos bordeado la Cordillera de los Andes y cruzado Centro América orillando el Pacífico en una marcha fantástica siempre hacia el norte y sin mirar a los costados, hacia donde se encuentran nuestros hermanos de miseria del continente Latinoamericano.
. Esos 5.750 millones de dólares con los que hemos avanzado desde Los confines de nuestra patria, que nos han permitido cubrir la distancia que nos separa de los Estados Unidos y recorrer luego de oeste a este todo el territorio estadounidense representan Los intereses de la deuda externa cuyo pago le es demandado a nuestro país en el año 1985.
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