Este 27 de agosto se cumple un nuevo aniversario del comienzo del conflicto más importante en la historia del gremio telefónico. Cuando yo ingresé a la Empresa Nacional de Telecomunicaciones en 1960 escuchaba a los “viejos” hablar sobre la huelga del ’57 como si se refiriesen a una verdadera epopeya. Tal vez mi apreciación estuviese magnificada porque era un menor de edad sin experiencia sindical, pero todos parecían haber participado de aquel conflicto y conservar un recuerdo muy vivo. Nadie criticaba esa lucha, decir “yo hice la huelga” parecía como dar un santo y seña de pertenencia. No era extraño que esa reivindicación se hiciera entre los trabajadores de Plantel (los que podríamos considerar los sectores más proletarios y combativos), pero también escuché la misma afirmación en boca de operadoras de Tráfico y de empleados administrativos, entre trabajadores de Comercial, Abastecimiento, Personal, Escuela técnica, Ingeniería, etc.
La huelga que los trabajadores telefónicos llevaron adelante durante el año 1957 fue una de las medidas de fuerza más importante contra la política económica y social de la dictadura encabezada por el general Aramburu. El conflicto comenzó el martes 27 de agosto, reclamando aumento de sueldo y el levantamiento de sanciones a unos 400 trabajadores cesanteados, trasladados, retrogradados o suspendidos por razones políticas. La reclamación se inició con paros de una hora por turno en todas las dependencias telefónicas del país, y fue incrementándose en su extensión horaria a medida que pasaron los días. Con breves interrupciones para negociar y posteriores reinicios de las medidas, esta parte del enfrentamiento se extendió hasta el 17 de septiembre. Pero el endurecimiento de la posición gubernamental, las masivas detenciones de trabajadores telefónicos y la ilegalización de la organización sindical determinaron que se declarara la huelga a partir del día 18 de septiembre.
De los 72 días que duró aquel conflicto más de 50 fueron de huelga. La medida tuvo alcance nacional, abarcó a todas las seccionales y delegaciones que por entonces conformaban la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos, contó con la adhesión solidaria de las distintas organizaciones sindicales que constituían el movimiento obrero argentino, y consiguió que una delegación conjunta de los dos agrupamientos en que acababa de dividirse el Congreso de la CGT -Las 62 Organizaciones y los 32 Gremios Democráticos- entrevistara al general Aramburu reclamando una solución para los trabajadores telefónicos.
Sin embargo la historiografía del movimiento obrero ha sido avara con ese conflicto. A pesar de su incuestionable importancia las referencias a la Huelga del ’57 son prácticamente inexistentes. Esto siempre llamó mi atención, supuse que el silencio no tenía que ver con el resultado de esa lucha. Mi impresión era que la huelga telefónica de 1957 fue condenada al ostracismo porque no había interesados en reivindicarla. Su conducción no había sido peronista, y la historiografía de los “resistentes” no tenía un lugar para ella. Aquella conducción de FOETRA tampoco era visceralmente antiperonista, por eso los “sindicalistas democráticos” no se molestaron en incorporarla al Panteón del movimiento obrero.
Me parecía que los telefónicos teníamos una deuda con quienes habían desarrollado aquella lucha, y a mediados de los ‘80 empecé a trabajar en la recopilación de testimonios y documentos. Para entonces habían pasado casi 30 años y algunos de los participantes ya no estaban, otros, como Pedro Valente, tenían la salud muy deteriorada y les resultaba difícil hablar. A pesar de eso pude entrevistarme con varios de los protagonistas: Diego Pérez, Pascual Masitelli, Héctor Mango, Raúl Aragón, Juan Carlos Picone, Manuel Gómez, Juan Carlos Romero. Éste último puso a mi disposición su archivo personal que resultó una invalorable fuente de información.
Por entonces todavía existía la Biblioteca de ENTel, aunque su acerbo era fundamentalmente técnico y administrativo guardaba las Memorias empresarias y allí se podían rescatar datos del período. En el archivo de FOETRA pude acceder a las actas del Quinto y Sexto Congreso que tenían una particularidad muy especial; las anotaciones originales se habían tomado taquigráficamente, por eso las actas contenían una cantidad de datos totalmente infrecuentes. El Quinto Congreso de la Federación fue el de la normalización tras la intervención dictatorial, el Sexto Congreso fue el que decidió el comienzo del conflicto de 1957.
Mi trabajo fue totalmente unipersonal, no tenía obligación más que conmigo mismo y con la historia de los telefónicos. Tampoco contaba con ningún apoyo institucional, fue lo que clásicamente llamamos un trabajo a pulmón. Hago esta aclaración para que se entienda por qué tardé tantos años en completar la tarea. Después los borradores quedaron guardados esperando una oportunidad para darlos a conocer, podrían haberse perdido para siempre si hace tres años no hubiese decidido usar este blog para empezar a publicarlos.
Tras el golpe de estado de 1955 las organizaciones sindicales fueron intervenidas, en el caso de FOETRA el interventor fue un militar y el sindicato Buenos Aires tuvo un interventor civil. En marzo del año siguiente se designaron representantes sectoriales para preparar un anteproyecto de convenio, en muchos casos esos representantes fueron elegidos por los propios trabajadores. En abril de 1956 se presentó la propuesta de Convenio-escalafón, el proyecto fue cajoneado durante más de un mes hasta que la presión obrera obligó a que comenzara la negociación. Aunque el interventor en la Empresa y el interventor en el sindicato tenían el mismo origen –ambos habían sido designados por los golpistas- los que representaron a los trabajadores fueron presionados por éstos. La disputa creció en intensidad, llegaron a producirse medidas de fuerza, finalmente el Ministerio de Trabajo debió laudar entre las dos partes. Fue un proceso de enorme riqueza, no hubo linealidad entre representación empresaria, Ministerio e intervención sindical; incluso las diferencias de matices entre las intervenciones de FOETRA y del Sindicato abrieron espacios para que los trabajadores pudieran hacerse oír.
La arbitrariedad dictatorial podía parecer monolítica, pero generó un malestar que afloraría al año siguiente tras la llamada normalización sindical. Las elecciones escalonadas posibilitaron la designación de direcciones en los sindicatos, fueron comicios con proscripciones que prepararon el camino para el Congreso normalizador en FOETRA. Después volvería a replantearse el reclamo de aumento salarial, y ante la indiferencia empresaria se llamaría a un Congreso extraordinario.
El 8 de julio de 1957 el Secretariado Nacional de FOETRA se dirigió a la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, a la Compañía Argentina de Teléfonos y a Siemens Argentina solicitando un aumento de emergencia de $ 700 para todo el personal “teniendo en cuenta el incesante aumento del costo de vida, los bajos salarios percibidos y la congelación, por el término de un año, de los mismos”.
Ante las dilaciones y evasivas se decidió convocar a un Congreso extraordinario; fue ese sexto Congreso el que resolvió intimar a las empresas el 13 de agosto. La resolución Nº 8 expresaba que el decreto 824/57, y su reglamentario, el 825/57 del mes de enero, era una medida arbitraria del poder estatal que violaba el derecho de la clase trabajadora a tener un nivel de vida digno; que la pretensión de contener la inflación congelando por un año más los salarios era una medida capitalista, ya que no se congelaban los precios ni los gastos excesivos el propio Estado; por eso el Congreso resolvió desconocer los decretos congelatorios, continuar la lucha por un salario acorde al costo de vida y actuar en forma solidaria con el movimiento obrero para conseguir la derogación de esas disposiciones gubernamentales.
Otra resolución del mismo día, la Nº 12, emplazó a la ENTel y las empresas privadas para reincorporar a los casi 400 cesantes por razones políticas, y que se anularan las separaciones del cargo, los traslados y otras sanciones.
Al no haber respuestas el Secretariado Nacional remitió el siguiente telegrama a las empresas:
“Cumplido el plazo fijado por el sexto congreso intimamos a conceder aumento de emergencia y dar solución a la situación del personal sancionado arbitrariamente, antes de las 0 hora del día martes 27 de agosto. Comunicamos paros progresivos en hora inmediata al vencimiento del plazo señalado. Colaciónese”.
Así se llegó al comienzo del que sería el conflicto de mayor importancia en la historia del gremio telefónico.
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