Cuando
comencé con TODO PASA Y TODO QUEDA dije que el aniversario de AVANZADA había
sido el disparador, pero que no iba a limitar su contenido a los comentarios
sobre la agrupación. La inclusión de documentos históricos era una de las
posibilidades que quedaban abiertas, y la intervención norteamericana en Santo
Domingo fue un acontecimiento tan importante como para que lo estuviéramos
debatiendo en el mismo momento en que hacíamos el balance sobre los resultados
de nuestra primera participación electoral. En aquellos días aparecieron
cientos de notas, recuerdo especialmente las de Edgardo Da Mommio en diario El
Mundo. También el libro de Gregorio Selser, Aquí Santo Domingo, publicado por
Editorial Palestra. El libro todavía puede conseguirse, vale la pena atesorarlo
como documento de la época.
El testimonio
que les propongo es el discurso de Fidel Castro del 1º de mayo de 1965, un
discurso vibrante y brillante pronunciado cuando todavía estaban
desarrollándose los acontecimientos en la república Dominicana. Puede parecer
un material muy extenso para ser incluido en un blog, pero les puedo asegurar
que no van a arrepentirse de la lectura.
Fidel y la
invasión norteamericana a Santo Domingo
Discurso en el Día Internacional de los Trabajadores
1º de mayo de 1965.
Señores invitados;
Trabajadores:
Mientras
celebramos esta nueva conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores
en nuestra patria, territorio libre de América (APLAUSOS), se está escribiendo
en la tierra hermana de Santo Domingo (APLAUSOS PROLONGADOS), a la vez que una
de las páginas más heroicas y hermosas del pueblo dominicano, una de las
acciones más vandálicas, criminales y bochornosas de este siglo.
Todos sabemos
los hechos sucedidos en Santo Domingo; no es necesario narrarlos. Mas, de ello
debemos saber sacar las conclusiones necesarias.
Pocos hechos
han puesto más al desnudo el cinismo y la criminalidad del imperialismo yanki
(ABUCHEOS); pocas veces se podrá decir con más odio y con más indignación eso
que dice el pueblo: ¡Muera el imperialismo yanki! (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS.)
La forma
desvergonzada de actuar, el desprecio hacia la opinión internacional, hacia las
leyes internacionales, hacia los acuerdos, no ya las leyes que son de
cumplimiento obligatorio para todos los países, sino aun aquellos compromisos
contraídos por el propio gobierno de Estados Unidos con sus aliados —algo más
que con sus aliados, con sus propios cómplices de fechorías, con las propias
oligarquías serviles y sumisas que con el imperialismo yanki suscribieron los
acuerdos de Bogotá, de Río de Janeiro, los convenios panamericanos y quién sabe
cuántos convenios más—, y que han hecho trizas sin consideración alguna los
compromisos contraídos con aquellos gobiernos que los han acompañado en su
política reaccionaria e imperialista. La perfidia de la política de Estados
Unidos se ha hecho más evidente que nunca. Porque hay veces que tratan de
cubrir, de disfrazar lo mejor posible sus acciones; pero en este caso, en este
caso realmente no han hecho o no han podido hacer absolutamente nada por
disfrazar sus hechos.
Y cuando el
mundo se preocupaba profundamente de sus acciones agresivas allá en el sudeste
de Asia, con sus vandálicos y criminales ataques al pueblo de Viet Nam del
Norte (APLAUSOS), con su guerra mercenaria y criminal contra el pueblo de Viet
Nam del Sur, con sus intentos de internacionalizar allí la agresión con
participación de sudcoreanos, australianos y demás tropas que responden en el
Asia a sus planes agresivos y criminales, se presenta el problema de Santo
Domingo. Mientras proclamaban allá, en el sudeste de Asia, que perpetraban
todas aquellas fechorías para defender la soberanía de Viet Nam del Sur, esa
república ficticia y artificial creada por ellos, desembarcan su infantería de
marina en el territorio de un Estado soberano y libre, hacen trizas la
soberanía de ese Estado, los derechos de ese pueblo. Y esta vez ¿con qué
pretexto? Pues con el pretexto nada menos que de defender vidas y haciendas de
norteamericanos.
Algunos
gobiernos latinoamericanos que, por cierto, han estado muy tibios, demasiado
tibios y demasiado débiles —con alguna que otra excepción— en la protesta, han
hablado de los móviles humanitarios. ¡¿Qué móviles humanitarios ni "ocho
cuartos"?! Con esos móviles supuestamente humanitarios hace apenas unos
meses, en complicidad con sus aliados belgas, lanzaron a los paracaidistas
sobre el Congo, y en esta ocasión desembarcan sus infantes de marina en
territorio dominicano.
Pero
analicemos el pretexto.
En primer
lugar, ningún ciudadano norteamericano había perdido la vida en la contienda
civil dominicana, donde, sin embargo, cientos de dominicanos habían perdido la
vida; pero, además, ¿qué derecho puede tener ningún país, como no sea el
derecho de sus cañones, el derecho de sus barcos y aviones de guerra, el
derecho de sus tropas militares, a desembarcar en el territorio de otra nación
con el pretexto de defender la vida y hacienda de sus connacionales? Según ese
criterio no existe la soberanía ni la independencia para ningún país débil, no
existe en el mundo, en ningún país del mundo, el derecho de la soberanía para
ningún pueblo pequeño. Porque con el mismo criterio con que los imperialistas
yankis han desembarcado allí, otras naciones podrían también desembarcar;
podrían desembarcar los ingleses para defender la vida y hacienda de sus
súbditos, podrían desembarcar los franceses para defender la vida y hacienda de
sus súbditos, de sus ciudadanos, podrían desembarcar los españoles para
defender la vida y hacienda de sus ciudadanos, podrían desembarcar los
italianos para defender la vida y hacienda de sus ciudadanos, podrían
desembarcar los japoneses para defender vidas y haciendas de sus ciudadanos. En
fin, que cualquier país poderoso, cualquier país grande, se podría arrogar el
derecho de desembarcar en el territorio de cualquier país pequeño donde
vivieran ciudadanos de ese país, o donde poseyeran propiedades ciudadanos de
ese país.
Con esa
filosofía, con ese concepto del derecho, con ese criterio, ¿qué seguridad, qué
garantía podrían existir para ningún pueblo pequeño; qué legalidad, qué orden y
qué paz podrían subsistir en el mundo? Y simplemente con ese argumento, en
pleno siglo XX, en la segunda mitad del siglo XX, con ese pretexto tan débil,
tan impugnable, tan injustificable desde todos los puntos de vista morales,
legales y humanos, desembarcan sus fuerzas militares en una nación
independiente del continente americano.
Pero ese
pretexto injustificable, inadmisible no era más que eso: un pretexto, porque
encima de la debilidad del pretexto estaba la falsedad del pretexto, la mentira
del pretexto; porque la razón verdadera: detrás del desembarco —que escogió
pretexto tan impugnable, tan inaceptable y tan débil— estaba el verdadero
propósito de salvar a los militares reaccionarios, de salvar a los gorilas
dominicanos, de salvar a los agentes del imperialismo yanki, en un instante en
que el pueblo dominicano les iba a ajustar las cuentas de una vez por todas
(APLAUSOS).
¿Y qué fueron
a combatir? ¿Acaso una revolución socialista? ¡No!, muy lejos de eso. ¿Acaso
una revolución que pudiéramos calificar de liberación nacional? ¡No! Fueron a
aplastar nada menos que un movimiento constitucionalista, un movimiento que
proclamaba el retorno a la presidencia del país de un presidente derrocado hace
cerca de dos años, electo de acuerdo con la Constitución burguesa
de ese país, en una de esas elecciones que los imperialistas apologetizan
dentro de ese sistema que ellos defienden de la llamada —entre comillas—
"democracia representativa"; un movimiento integrado por oficiales
inconformes del ejército dominicano —se dice que oficiales y suboficiales
jóvenes— y por el pueblo dominicano. Algo similar a lo que habría podido
ocurrir en nuestro país el 10 de marzo si el pueblo hubiese podido obtener
armas, algo similar a lo que ha ocurrido en otros pueblos de América Latina.
¿Era una
revolución socialista? ¡No! ¿Era una revolución comunista? ¡No! Era un
movimiento constitucionalista, todo ello dentro de la filosofía y dentro de la
concepción que los imperialistas yankis dicen defender. Por eso los hechos
llevados a cabo por el gobierno de Estados Unidos chocan no ya solo contra las
normas más elementales del derecho, sino chocan contra la propia filosofía,
contra las propias ideas que los imperialistas dicen defender; simplemente por
defender a los elementos más reaccionarios, a los elementos más derechistas, a
los militares netamente gorilas, a los elementos netamente trujillistas de
Santo Domingo.
El movimiento
constitucionalista proclamaba el retorno de quien había sido elegido
constitucionalmente presidente, el señor Juan Bosch. ¿Acaso Juan Bosch es, o ha
sido alguna vez, comunista? ¡Nunca! El señor Juan Bosch no tiene que aclarar
que él no es comunista, porque nadie ha tenido nunca a Juan Bosch por comunista.
Claro que él hace esas aclaraciones a los imperialistas. ¡Bueno, allá él!, pero
nosotros sabemos que Juan Bosch nunca ha sido, y posiblemente nunca será,
comunista. Decimos esto, que posiblemente, porque quién sabe si después de todo
lo que le han hecho algún día empieza a pensar de una manera distinta de la que
piensa hoy.
¿Qué
oficiales dirigían? Un oficial cuyo nombre hemos oído mentar por primera vez,
llamado el coronel Caamaño; otro oficial se mencionaba como jefe de los
constitucionalistas, Miguel Angel Ramírez. Miguel Angel Ramírez nunca ha sido
comunista; incluso Miguel Angel Ramírez participó en Costa Rica, junto con
Figueres, en aquella revuelta armada que llevó a Figueres al gobierno. Si mal
no recuerdo, ese mismo Miguel Angel Ramírez participó en aquella revuelta,
junto con Figueres. ¡¿Y quién puede decir que el señor José Figueres sea
comunista?!
Sin embargo,
era lógico que los imperialistas trataran por todos los medios de embadurnar de
rojo el movimiento constitucionalista. Para ello, desde luego, no podían tener
la menor base ni el menor pretexto. Sin embargo, inmediatamente que se producen
los hechos en Santo Domingo, que se dan cuenta de que los gorilas al mando del
coronel, o del general, o del testaferro ese llamado Elías Wessin, estaban
siendo derrotados por los constitucionalistas que, unidos al pueblo estaban
batiendo a los gorilas dominicanos; las agencias cablegráficas yankis, La voz
de Estados Unidos, comenzaron —con su estilo de siempre, con su práctica de
viejo conocida— a repetir y a divulgar rumores tendientes a presentar el
movimiento constitucionalista revolucionario como un movimiento comunista, como
un movimiento izquierdista; a presentar la situación en Santo Domingo como una
situación de caos, de desorden; comenzaron a hablar de actos de barbarie,
comenzaron a hablar de ataques a embajadas. Pero es curioso que durante un día
repitieron incesantemente que varias embajadas habían sido atacadas, y
mencionaban la embajada de Ecuador, y, sin embargo, el propio gobierno de Ecuador
se encargó de desmentir esa noticia y de declarar que en ningún instante su
embajada había sido atacada. Otras embajadas a quienes señalaban como atacadas
por los revolucionarios, de otros países, los países se han encargado de
desmentir esos infundios.
¿Qué ocurrió
realmente? Al parecer los constitucionalistas armaron al pueblo, le entregaron
armas al pueblo, y eso fortaleció considerablemente su causa. Los gorilas,
refugiados en la Base Aérea
de San Isidro, y contando como con unos 30 tanques de guerra, lanzaron el día
28 un ataque contra los constitucionalistas. Al parecer, en los primeros
momentos el ataque precedido de tanques progresaba; se dice que cruzaron uno de
los puentes que separaban la base de la ciudad. En esos momentos los gorilas
cantaban victoria, enviaban noticias, y mientras ametrallaban al pueblo,
ametrallaban la ciudad de Santo Domingo y ametrallaban la estación de radio,
que estaban en manos de los constitucionalistas, proclamaban su victoria,
creían que nada podría contener su ataque de tanques. Pero, ¿qué ocurrió con
los tanques?
Por las
noticias que se han ido recibiendo, se puede comprender que al parecer los
tanques avanzaron unos 300 metros; junto con los tanques, la infantería de los
gorilas. Pero el pueblo y los militares que defendían la Constitución y la
defensa de Juan Bosch, parapetados en la ciudad, abrieron fuego sobre los
tanques y sobre la infantería de Wessin, y todo parece indicar que el avance
fue detenido, y no solo fue detenido sino que la columna de los gorilas fue
puesta en fuga por la tenaz resistencia del pueblo dominicano (APLAUSOS).
Hasta ese
momento no había desembarcado la infantería de marina; hasta ese momento solo
habían situados unos 40 infantes de marina en la costa para ir evacuando
algunos ciudadanos norteamericanos. Pero cuando la resistencia del pueblo
rechazó y prácticamente destruyó la columna atacante, los imperialistas
comprendieron que su causa —es decir, la causa de los gorilas— estaba perdida.
Y esa noche ordenaron el desembarco masivo de la infantería de marina yanki, la
noche del 28.
Alrededor de
estos hechos han ocurrido cosas verdaderamente degradantes para los gobiernos
latinoamericanos, han ocurrido cosas verdaderamente bochornosas para esa
agencia de colonias llamada OEA. El señor Johnson declaró en la noche del día
28 que había dado orden a la infantería de desembarcar para proteger ciudadanos
norteamericanos, y que había sido informada la OEA. Pero es lo cierto
que en la OEA no
se había hablado una sola palabra, que en la OEA nadie tenía la menor noticia. ¡Es mentira!,
era una mentira más, porque en la
OEA, en el momento en que se dio la orden de desembarcar en
Santo Domingo, nadie sabía una palabra; y según publicaron las propias agencias
norteamericanas, los delegados de la
OEA se enteraron por radio y por televisión cuando habló
Johnson que la infantería de marina yanki había desembarcado en santo Domingo.
No se puede
concebir una bofetada peor, no se puede concebir un puntapié peor, no se puede
concebir una insolencia mayor, un desprecio mayor por esos mismos gobiernos y
por esos mismos delegados que en más de una ocasión han sido cómplices de sus
actos de arbitrariedad y de sus fechorías.
Se enteraron
por radio y por televisión, pero hay algunas cosas por añadidura. Un general yanki,
jefe de la infantería de marina, que estaba en Saigón, algunas horas antes del
anuncio de Johnson declaró que un batallón de infantería de marina había
desembarcado en Santo Domingo; es decir, que tiempo tuvieron de comunicarlo en la OEA, porque un general yanki
en Saigón, varias horas antes, habló del desembarco de un batallón. Pero cuando
el general habló en Saigón —aparentemente se equivocó la hora—, en Washington
no se había dicho una sola palabra; entonces los periodistas le preguntaron al
jefe de prensa, el jefe de prensa dijo que no, que eran 40 nada más; pero como
evidentemente algo había salido mal, una indiscreción había sido cometida, se
apuraron, se precipitaron, y una o dos horas después el propio Johnson confirmó
lo que un general yanki había dicho en Saigón, no que un batallón, sino que
varios batallones de infantería de marina habían desembarcado en Santo Domingo.
Esto fue el 28.
Pero, ¿qué
ocurrió el 29? Al parecer esperaban que el mero desembarco de unos batallones
amedrentaría al pueblo dominicano; al parecer creyeron que el simple desembarco
paralizaría al pueblo dominicano. Pero, ¿qué ocurrió? Lo imprevisto, lo
increíble para los imperialistas, lo sorprendente: ¡El pueblo siguió
combatiendo y acorralando a los gorilas y sin detenerse un solo instante,
siguieron su avance; y al parecer estaban poniendo ya en peligro la propia base
de los militares reaccionarios en San Isidro! Eso fue el 29 (APLAUSOS).
Entonces,
¿qué ocurrió? El 29 por la noche, asustados, amedrentados ante la reacción del
pueblo, desembarcaron en la propia base de San Isidro dos batallones de la División 82
Aerotransportada con todos sus equipos militares. Es decir que a pesar del
primer desembarco, la causa de los gorilas estaba perdida, la base de San
Isidro no podría resistir y el 29, en la propia base de San Isidro,
desembarcaron con equipo de campaña y con tanques de guerra dos batallones de
la 82 División aerotransportada.
Y el día 30,
¿qué ocurrió? La OEA
se había reunido el día antes. Un elemental sentido del pudor, una situación
extraordinariamente comprometida ante sus propios pueblos, hacía que los
representantes de los gobiernos de América Latina tragasen de muy mala gana
todo aquello. Entonces el gobierno de Estados Unidos propuso la creación de una
zona neutral —¡pero qué zona neutral!—, una zona de 26 kilómetros en la ciudad
de Santo Domingo, 26 kilómetros cuadrados, es decir, casi toda la ciudad. Pero
no habían terminado los de la OEA
de tomar el acuerdo, cuando ya las tropas de Estados Unidos de "motu proprio",
por cuenta propia, y sin consultar con nadie, establecieron esa llamada zona de
seguridad. Claro que lo que querían era un pretexto para ocupar la mayor parte
de la ciudad de Santo Domingo.
Sin embargo,
¿qué pasó el día 30? Primero habían desembarcado los marinos, después habían
desembarcado batallones de la
División aerotransportada. Sin embargo, en la ciudad seguía
luchando el pueblo, y la fortaleza de Ozama, uno de los principales baluartes
de los gorilas en el propio centro de Santo Domingo, cayó el día 30 (APLAUSOS)
bajo el ataque de las fuerzas constitucionalistas, es decir, cuando ya había
desembarcado la infantería de marina, cuando ya habían desembarcado dos
batallones de paracaidistas. El pueblo siguió adelante y tomó por asalto la
fortaleza de Ozama el propio día 30. Fue por eso que aunque tenían ya 4 500
hombres, los imperialistas dispusieron nuevos desembarcos de tropas en Santo
Domingo.
Y hay algo
que no pueden disimular, hay algo que lo revelan sus propias agencias
cablegráficas, y es que en el día de ayer las fuerzas yankis, acompañadas por
tropas de Wessin, atacaron la ciudad de Santo Domingo por el puente Duarte.
Pero la resistencia del pueblo dominicano, su tenacidad, su patriotismo, estaba
haciendo las cosas cada vez más difíciles a los imperialistas yankis, y todos
sus esfuerzos se han dirigido a tratar de legalizar de algún modo su acción.
Hoy tenían reunida a la OEA.
¿Y qué proponían? Proponían internacionalizar la intervención, legalizar la
intervención; es decir que para que no fuese una intervención unilateral de
Estados Unidos, los gobiernos, los representantes de los gobiernos, acordasen
internacionalizar la intervención y, en consecuencia, ya las tropas yankis no
estarían allí como tropas del gobierno de Estados Unidos sino como tropas de la OEA. Es decir que lo que
trata el gobierno de Estados Unidos en estos instantes por todos los medios es
corresponsabilizar a los demás gobiernos de América Latina con sus planes
criminales, manchar con la sangre de ese crimen a los demás gobiernos de
América Latina, santificar, legalizar su criminal acción. Y hoy estaban
presionando en la OEA
para que se tomase el "acuerdo" de internacionalizar, de manera que
la intervención fuese colectiva, y entonces ya que no apareciera como una
intervención unilateral de Estados Unidos.
En el interín
se esforzaron —puesto que no podían aplastar al pueblo— en lograr una tregua. Y
cuando —según noticias— había habido ya algunas conversaciones de tregua,
entonces el gobierno de Estados Unidos comenzó a decir que, desde luego, la
única autoridad que reconocían era la de la base de San Isidro, es decir, la
del general Wessin.
Ahora bien:
cuando intervinieron habían dicho que en Santo Domingo no había ninguna
autoridad, es decir que aun en medio de la tregua estaban tratando de crear
condiciones para imponer a los gorilas. Es posible que traten de desarmar al
pueblo, es posible que traten de que el pueblo entregue las armas en medio de
esa tregua. ¿Pero qué noticias nos trae Prensa Latina de la situación en el día
de hoy? Pues según las noticias, los jefes constitucionalistas establecen como
condición para que haya tregua, el retiro de las tropas norteamericanas de
territorio dominicano (APLAUSOS PROLONGADOS).
Ese punto de
vista engrandece a los dirigentes constitucionalistas. Esa actitud eleva su
prestigio ante los ojos de todo el mundo. Pero hay que decir que en el día de
ayer y de hoy, cuando tropas yankis con tanques, unidas a las fuerzas de
Wessin, penetraron por el puente de Duarte, se encontraron con tenaz
resistencia y un nutrido fuego por parte de los soldados y combatientes
constitucionalistas, de tal manera que, según las noticias, tres infantes de
marina y dos paracaidistas yankis han muerto en Santo Domingo, y más de 15 han
sido heridos; es decir, que los dominicanos, el pueblo dominicano ha comprobado
lo que Sandino (APLAUSOS) había comprobado ya, lo que el heroico pueblo de Viet
Nam ha comprobado ya (APLAUSOS): ¡Que los infantes de marina son de carne y
hueso (APLAUSOS), y que en la carne de los soldados de infantería de marina
yanki penetran las balas! (APLAUSOS), y que mueren como perros miserables y
traidores cuando se dispara contra ellos mientras perpetran sus fechorías en
cualquier lugar del mundo (APLAUSOS).
Y al pueblo y
a los combatientes dominicanos les cabe la honrosa gloria de haber comprobado
una vez más esa verdad, de haber comprobado que los soldados mercenarios del
imperialismo son de carne y hueso, y que si vienen a matar, bien merecen morir
(APLAUSOS).
Ante la
situación actual, el imperialismo ha desembarcado nuevas tropas en Santo
Domingo; pero ya el pueblo dominicano ha desenmascarado sus planes, ya el
pueblo dominicano les ha obligado a quitarse la careta, ya el pueblo dominicano
les ha obligado a revelar sus verdaderas intenciones, su papel de enemigos de
los pueblos, su papel de defensores y aliados de los reaccionarios; porque
fueron allí a defender a ese mismo Wessin cuyos aviones de guerra ametrallaron
y bombardearon la ciudad, cuyos aviones de guerra causaron cientos de víctimas
inocentes, mujeres y niños, en la población civil dominicana; cuyos aviones de
guerra llenaron los hospitales de víctimas, de heridos y de cadáveres. Y cuando
el pueblo se disponía a rendirles cuenta, ese mismo imperio, esos mismos
soldados yankis que fueron los que en su anterior intervención dejaron allí a
Trujillo e implantaron el gobierno de Trujillo, esos mismos soldados que a la
caída de Trujillo con sus barcos de guerra impidieron la revolución del pueblo
dominicano, esos mismos marinos van allí a defender a los genocidas, a los que
bombardean las ciudades, a los esbirros que asesinan a ciudadanos, a campesinos
y a obreros y a estudiantes dominicanos.
¡A nadie
podrán confundir ni engañar con su calumnia, ni con sus mentiras! El señor
Johnson ha dicho, con ese cinismo que lo caracteriza, que "elementos
entrenados en el extranjero" trataban de controlar la situación. ¡Sí!, los
elementos entrenados por el imperialismo en Fort Bragg, los elementos
entrenados por el imperialismo en Panamá; los gorilas y los asesores yankis son
los que están tratando allí de controlar la situación, de aplastar la Revolución Dominicana;
ellos son los únicos extranjeros que actúan allí, ellos son los únicos agentes
extranjeros que actúan allí.
Ahora se
dedican a averiguar si entre los miles de combatientes del pueblo hay alguno
que otro comunista, y empiezan a decir que hay comunistas entre los
constitucionalistas. Lo extraño sería que dijeran que había comunistas entre
los gorilistas, entre los defensores del imperialismo, entre los defensores de
Wessin (APLAUSOS).
Nosotros no
sabemos cuántos comunistas hay en Santo Domingo, es posible que sean pocos
comunistas; pero sin duda de ninguna clase que cualquier comunista en una lucha
como esta no se pone al lado de los imperialistas, no se pone al lado de los
gorilas; lucha, porque ese es su deber revolucionario, junto a la Constitución, junto
al partido que defienda la
Constitución, aunque ese partido se declare no comunista,
aunque ese partido jure que no quiere nada con los comunistas (APLAUSOS).
Y ahora andan
hurgando para ver dónde andaban los comunistas conocidos en Santo Domingo. Pero
ese es el más ridículo y más absurdo de los pretextos. No sabemos si había
comunistas en Etiopía cuando Mussolini atacó Etiopía, pero sin duda que no
pelearon al lado de Mussolini. No sabemos en cada uno de esos casos de
agresión, los comunistas que hay en cualquier país, pero es deber de todo
comunista luchar junto al movimiento popular; aunque sean una minoría, aunque
sean 10, si el pueblo está luchando contra sus enemigos tradicionales, tienen
el deber de luchar junto al pueblo (APLAUSOS).
¿Qué
demuestra esta actuación del imperialismo yanki? Demuestra que el imperialismo
tiene miedo, demuestra que el imperialismo está nervioso.
En Venezuela
hubo también una revolución; en esa revolución participó el Partido Comunista
cuando el derrocamiento de Pérez Jiménez. Era un Partido Comunista mucho más
organizado, mucho más numeroso y de mucha más experiencia de la que pueda tener
el Partido Comunista de Santo Domingo; participó activamente en esa lucha. El
sentimiento antimperialista tal vez era más poderoso que el sentimiento
antimperialista que existiera en Santo Domingo, aunque esto es una simple
conjetura. Sin embargo, el imperialismo no intervino, el imperialismo buscó
otros medios, buscó otros instrumentos, dividió al pueblo, escogió como
instrumento a uno de los partidos políticos y a su jefe, el tristemente célebre
Rómulo Betancourt (EXCLAMACIONES), que seguramente en estos instantes no abre
la boca ni dice una sola palabra para condenar la intervención de Estados
Unidos, la brutal intervención de Estados Unidos en Santo Domingo. Dividieron
el pueblo, agitaron el anticomunismo, y por lo menos transitoriamente
impidieron la revolución en Venezuela.
El hecho de
que los imperialistas se hayan precipitado, el hecho de que ante un
levantamiento cívico-militar, no comunista, de carácter constitucionalista, que
tenía por líder a Juan Bosch, que ha jurado mil veces —y de verdad— que no es
comunista, ni tiene nada de comunista, los imperialistas no hayan tratado de
hacer lo de Venezuela, no hayan seguido la táctica de Venezuela y se hayan
lanzado a la ocupación militar de Santo Domingo, demuestra que están nerviosos,
demuestra que han perdido el control, demuestra que han perdido la serenidad de
pensar, demuestra que han perdido la fe en sus tácticas tradicionales.
Pero se han
lanzado criminalmente a una aventura en la que tienen mucho más que perder que
ganar porque, en primer lugar, desprestigian a todos esos gobiernos burgueses
que han estado tratando de encontrar una "hojita de parra" para
cubrirse de su complicidad con los imperialistas.
Y esos
gobiernos burgueses que creyeron en la política de buena vecindad, que creyeron
en la Alianza
para el Progreso, que creyeron que la época de la política del garrote había
quedado atrás, que creyeron que las intervenciones de la infantería de marina
habían quedado muy atrás en la historia, que creyeron de veras en ese lobo
disfrazado de Caperucita, han tenido la oportunidad de recibir una gran
lección, un gran desengaño, y ante sus pueblos han de verse en una situación
muy difícil, porque ya no es problema de comunismo, o anticomunismo, o de
socialismo, o de revolución democrático-burguesa. ¡No, lo que se está
discutiendo aquí es la independencia y la soberanía de los pueblos de este
continente!
Aceptar
calladamente, aceptar tranquilamente la intervención yanki en Santo Domingo es
renunciar al derecho de la independencia de los pueblos de América Latina, es
reconocer el derecho de Estados Unidos a enviar su infantería de marina —cuando
le venga en ganas— a cualquier país de América Latina. Y ese es el dilema que
tienen hoy todos los gobiernos de América Latina ante sus propios pueblos: si
aceptan o no aceptan el derecho de intervención de Estados Unidos, si aceptan o
no aceptan la renuncia a su soberanía; porque en todos los países de América
Latina hay ciudadanos yankis, excepto aquí, donde los que hay son unos pocos y
son amigos de Cuba; y los que no lo sean que anden claros (APLAUSOS), porque
queda alguno que otro por ahí, queda alguno que otro "gringo" por ahí
disfrazado. Pero en los demás países de América Latina, en todos, hay
ciudadanos yankis, hay haciendas yankis.
Aceptar el
derecho de Estados Unidos a intervenir en Santo Domingo para proteger vidas y
haciendas de ciudadanos yankis, es aceptar el derecho de Estados Unidos a
intervenir en cualquier país de América Latina, porque en todos hay ciudadanos
y haciendas yankis. Y es el tremendo dilema: consagrar ese crimen,
internacionalizar la intervención es aún peor.
Varios
gobiernos, de manera más o menos versallesca, han protestado de la
intervención, pero hay que reconocer que solo un gobierno, solo un gobierno ha
demandado la retirada inmediata de las tropas yankis de Santo Domingo. Ese no
es un gobierno socialista, no es un gobierno que haya sido ni amigo ni enemigo
nuestro, pero está muy lejos del marxismo- leninismo. Sin embargo, es justo
reconocer que ha sido el gobierno que ha tenido un planteamiento más claro, y
es el gobierno de Chile (APLAUSOS).
El gobierno
de Chile ha planteado la retirada de las tropas yankis de Santo Domingo. Y esa
es la única posición correcta, no cabe ninguna otra posición, no cabe ninguna
otra fórmula, porque consagrar, legalizar, santificar ese crimen, no se lo
perdonarán los pueblos a ningún gobierno. ¡Hay que obligar al imperialismo a
que retire su infantería de marina de Santo Domingo! (APLAUSOS); ¡hay que
obligar al imperialismo a que cese su intervención armada, su participación en
la guerra civil, sus acciones de guerra contra el pueblo y contra los patriotas
dominicanos! Y esa acción no ha de corresponder solo a los pueblos de América
Latina, ha de corresponder a todo el mundo (APLAUSOS).
En Santo
Domingo los gobiernos de América Latina y un pueblo de América Latina están
cosechando los amargos frutos de la política estúpida, criminal, irresponsable,
llevada a cabo contra nuestro país; están recogiendo los frutos de su
complicidad con el imperialismo contra Cuba; están recogiendo los frutos de los
acuerdos de Costa Rica, de Punta del Este, de Washington; están recogiendo los
frutos de su apoyo a las medidas yankis contra Cuba, de su tolerancia a la
piratería yanki contra Cuba, de su tolerancia cómplice a las agresiones contra
nuestra patria, a los ataques como el de Playa Girón, al bloqueo económico, a
los ataques piratas, a la ruptura de relaciones contra nuestra patria.
Hoy el
continente americano podrá apreciar que Cuba solitaria ha defendido como nadie
el derecho de no intervención (APLAUSOS), que Cuba solitaria ha defendido como
nadie el derecho a la independencia de los pueblos de América Latina
(APLAUSOS), que Cuba como nadie —y no en virtud de una concesión de los
imperialistas, sino en virtud de la entereza, de la dignidad y del espíritu
revolucionario de nuestro pueblo— ha frenado a los imperialistas yankis
(APLAUSOS) y ha defendido el derecho soberano de los pueblos de América
(APLAUSOS); Cuba solitaria frente al imperialismo, frente a gobiernos cobardes,
frente a los cómplices, frente a los sindicatos amarillos. Esos mismos que en
complicidad con el Departamento de Estado promueven bloqueos y sabotajes contra
los barcos que comercian con Cuba, hoy, ante los pueblos de América aparecerán
como lo que son: ¡Traidores, vendepatrias, miserables, vendidos al imperialismo
yanki, enemigos de los pueblos de América, enemigos de la soberanía de los
pueblos de América! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
¡Cuba, Cuba
solitaria ha resistido, ha mantenido en alto su bandera independiente y
soberana! ¡Cuba solitaria, defendiendo sus derechos, ha defendido los derechos
de los demás pueblos!
¡Hoy la América podrá saber quién
interviene de verdad en los asuntos internos de los demás pueblos, quién
lesiona la soberanía de los demás pueblos! Las palabras cínicas del
imperialismo no confundirán a nadie; su propia prensa y sus propios
legisladores se han encargado de decir que el propósito principal era impedir
el triunfo de una revolución como la de Cuba en Santo Domingo.
En primer
lugar, eso es mentira; en primer lugar, no era una revolución como la de Cuba;
en primer lugar, no era una revolución comunista. Pero aunque fuese una
revolución como la de Cuba, una revolución comunista, ¿qué derecho tienen los
imperialistas a impedirles a los pueblos el derecho a hacer las revoluciones
que estimen pertinentes? (APLAUSOS.) Eso es facultad soberana de cualquier
pueblo, es un derecho histórico de cualquier pueblo: dentro de sus fronteras
llevar a cabo y realizar el tipo de sociedad que estime conveniente, que el
pueblo quiera, que el pueblo desee darse a través de sus métodos, métodos
legales si quiere, o métodos revolucionarios como los métodos que adoptamos
nosotros (APLAUSOS).
Ningún país y
ningún conjunto de países tienen el derecho a impedir que cualquier pueblo haga
el tipo de revolución que estime conveniente. Si quieren hacer revoluciones
democrático- burguesas, que hagan revoluciones democrático-burguesas; y si
quieren hacer revoluciones socialistas, que hagan revoluciones socialistas; y
si quieren hacer reformas demócrata-cristianas, que hagan sus reformas
demócrata-cristianas. ¡Que cada cual haga dentro de su frontera lo que crea más
conveniente a su felicidad y a sus destinos!
La
revolución, la lucha revolucionaria en Santo Domingo, no es socialista, no es
marxista-leninista. Pero aunque fuera revolución socialista o comunista, ¡el
imperialismo yanki no tiene derecho a desembarcar allí su infantería de marina!
(APLAUSOS.) Y aunque no sean comunistas, ¡nosotros saludamos a los heroicos y valerosos
combatientes dominicanos como habríamos saludado a los soldados de Bolívar, o a
los soldados de Sucre, o a los soldados de Juárez, aunque no fuesen comunistas!
(APLAUSOS.) ¡Saludamos con admiración a aquellos cadetes de Chapultepec que
cuando la invasión de Estados Unidos a México, en la que le arrebató la mitad
de su territorio, se negaron a rendirse y, envueltos en la bandera mexicana, se
lanzaron a un sacrificio, prefiriendo la muerte a la rendición! (APLAUSOS.)
Aquellos, aquellos cadetes no eran comunistas. ¡Admiramos en la historia a
aquellos ciudadanos franceses que asaltaron e hicieron trizas La Bastilla y con La Bastilla los privilegios
feudales que significaba, aunque no eran comunistas! (APLAUSOS.) ¡Admiramos a
nuestros heroicos y gloriosos mambises, y no eran comunistas! (APLAUSOS.)
¡Admiramos a todos los combatientes, a los que cayeron luchando contra Machado,
a los que cayeron luchando contra Batista!
Para llegar a
ser comunista es necesario adquirir una profunda conciencia, una profunda convicción
filosófica, histórica y social, una profunda comprensión de los problemas de la
sociedad y de la historia. Y solo se podía ser comunista científico en esta
época.
Pero
dondequiera que el pueblo luche más o menos consciente, comprendiendo con mayor
o menor claridad las causas de sus miserias, las causas de su pobreza, de su
hambre, dondequiera que el pueblo luche contra los opresores, merecerá siempre,
en cualquier época y en cualquier parte de la historia, la admiración de los
pueblos (APLAUSOS).
Por eso,
nuestra admiración a los heroicos combatientes dominicanos, nuestro profundo
respeto hacia los que cayeron defendiendo su pueblo, defendiendo su causa,
luchando contra los gorilas, luchando contra los intervencionistas yankis;
nuestro respeto y nuestra admiración. Y nuestra convicción de que la
intervención imperialista es una aventura descabellada llamada al fracaso,
llamada a ahondar las contradicciones del imperialismo, llamada a sumirla en el
desprecio.
Acusan de
izquierdista al movimiento revolucionario, y lo que hará izquierdista al
movimiento revolucionario es precisamente la intervención yanki, lo que hará
izquierdista al pueblo dominicano es la cobarde invasión yanki, lo que hará
izquierdista al pueblo dominicano es la complicidad del imperialismo yanki con
sus verdugos, con los esbirros que atropellan y asesinan a los hijos del
pueblo, con los reaccionarios, con los criminales, con los que ametrallan y
bombardean sin consideración a la población civil, con los que matan y hieren a
cientos y a miles de inocentes, porque eso dejará huellas indelebles, eso
dejará huellas imborrables.
Es probable
que los imperialistas para tratar de borrar la mancha de sangre y de borrar el
odio, se aparezcan con sus "alimentos de paz", con sus medicinas; pero
nada, nada absolutamente borrará el odio, la repulsa y la indignación del
pueblo dominicano. Más nada contendrá la lucha, porque esos heroicos patriotas
que se enfrentaron a los tanques y los destruyeron, que en medio de la
intervención tomaron por asalto la fortaleza de Ozama, no cejarán en la lucha
de una forma o de otra, como luchan hoy los vietnamitas o como luchó Sandino, o
como luchan los venezolanos, o como luchan los colombianos (APLAUSOS); seguirán
su lucha, porque nada ni nadie podrá aplastar la voluntad y el heroísmo de los
pueblos.
Es necesaria
la movilización de la opinión mundial. El gobierno de Cuba denunció ante las
Naciones Unidas la criminal invasión yanki de Santo Domingo, y la Unión Soviética
pidió la reunión del Consejo de Seguridad (APLAUSOS) para discutir la
intervención yanki en Santo Domingo; y el lunes se reunirá el Consejo de
Seguridad para discutir ese problema. Y estamos seguros de que la causa del
pueblo dominicano no solo tendrá el apoyo del campo socialista, tendrá el apoyo
también de todos los países no alineados, y tendrá el apoyo de la mayor parte
de los pueblos del mundo, porque ningún pueblo podrá permanecer indiferente
ante ese hecho flagrante, desvergonzado y criminal. Es necesario que se
movilice la opinión mundial, es necesario exigir la retirada de las tropas
imperialistas del Estado soberano e independiente de Santo Domingo.
Los
imperialistas se muestran muy agresivos. Les decía que están aconsejados por la
desesperación y el miedo. Mas nosotros sabemos que los imperialistas son
chantajistas por naturaleza, los conocemos bien, demasiado bien, cada cosa paso
a paso. En Viet Nam, primero la supuesta agresión de lanchas torpederas, ataque
de represalia; después ataques ya sistemáticos sin represalia; después envío de
tropas al sur; después participación de la aviación en Viet Nam. Aquí en Santo
Domingo, primero unos pocos marinos y unos barcos para proteger vidas y
haciendas; después la infantería; después la división aerotransportada; después
zona neutralizada; después para mantener el orden. Y así, paso a paso, en cada
una de sus aventuras, en cada una de sus fechorías.
Es lógico que
esta actitud agresiva de los imperialistas preocupe a los pueblos, preocupe a
todos los pueblos. En pocos meses se han sucedido la intervención en el Congo,
las agresiones a Viet Nam, la invasión de Santo Domingo, todo eso en menos de
un año; actitud irresponsable, actitud aventurera, actitud peligrosa.
Aconsejados por el miedo a las revoluciones, amedrentados por los cambios
inevitables que en el mundo se producen, se empeñan en detener la marcha de la
historia, en Asia, en Africa, en América Latina.
Es necesario
contrarrestar esa agresividad imperialista. Los problemas de la paz nos
preocupan a todos. Sería insensato, irresponsable, quien no comprendiese la
importancia de la paz. Todos la comprendemos. Pero la defensa de la paz no
puede ser una defensa pasiva, la prédica en favor de la paz no puede ser una
prédica beatífica, ¡la paz a cualquier precio! ¡No! Ya desde la época de la Crisis de Octubre nosotros
planteamos aquella consigna de paz con dignidad (APLAUSOS). La preocupación de
los pueblos por la paz no significa ni puede significar de ninguna forma el
derecho de los imperialistas a inmolar los pueblos impunemente, el derecho de los
imperialistas a acentuar su agresividad girando contra el deber de luchar por
la paz y la responsabilidad de la paz de los demás pueblos. Nosotros creemos
sinceramente que esos caminos no conducen realmente a la paz, porque estamos
enfrentados a una mentalidad chantajista, ventajista y calculista, tal cual es
la mentalidad yanki, la mentalidad de los gobernantes yankis.
En primer
lugar, este señor Johnson es un farsante completo. En su campaña contra
Goldwater, que enarbolaba las tesis más agresivas del imperialismo, él se
presentaba como partidario de la paz, partidario de soluciones pacíficas,
enemigo de las aventuras belicistas, para capitalizar la preocupación del
pueblo norteamericano y las inquietudes del pueblo norteamericano, que votó más
que por Johnson contra Goldwater. Sin embargo, los hechos demuestran aquello
que dijimos nosotros cuando la elección: que lo mismo nos daba "Juana que
su hermana".
Johnson ha
estafado a la opinión pública norteamericana. Muchos periódicos, en Europa,
saludaron el triunfo de Johnson frente a Goldwater; sin embargo, con su
política irresponsable, aventurera, nerviosa, Johnson marcha por caminos
sumamente peligrosos, en Viet Nam, en Santo Domingo, y quién sabe luego en qué
otros sitios.
Electo
presidente, sigue la política de los gorilas del Pentágono, de los círculos más
reaccionarios de Estados Unidos. Pero esa es eminentemente una política de
chantaje. En la mentalidad yanki opera la teoría del equilibrio nuclear, y que
existiendo equilibrio nuclear no habrá guerra nuclear, y que cuentan —por
tanto— con amplio campo para sus fechorías en forma de guerra limitada,
subversión, intervenciones, agresiones, ataques aéreos, toda esa filosofía que
se basa en su idea del equilibrio nuclear, y que en la misma medida en que las
armas nucleares son cada vez más poderosas ellos podrán girar contra esa
realidad y perpetrar en el mundo todo género de fechorías.
Nosotros
creemos que es necesario hacer cambiar esa mentalidad a los imperialistas,
nosotros creemos que hay que hacerles ver a los imperialistas que están jugando
con fuego de verdad (APLAUSOS) .
A juzgar por
los hechos, los peligros de guerra aumentarán más y más mientras esa mentalidad
del imperialismo no sea cambiada, mientras los imperialistas no lleguen a la
convicción de que ese camino es peligroso y que esa política de ninguna forma
la podrán llevar a cabo. Solo cuando los imperialistas estén convencidos de
eso, empezará realmente a disminuir la tensión; solo cuando los imperialistas
estén convencidos de eso, la situación podrá empezar a cambiar.
Pero, sin
duda que nosotros, todos los pueblos, nuestro pueblo, todos los pueblos del
mundo, todos los pueblos del campo socialista, nos vemos en la necesidad de
hacer comprender eso a los imperialistas, nos vemos en la necesidad de afrontar
esa realidad y de afrontar esos riesgos, que son los riesgos que nos impone la
historia y la época en que vivimos. ¡Pero es necesario en algún lugar cortarles
las manos a los imperialistas (APLAUSOS), en Viet Nam o donde sea!
En Viet Nam
están llevando a cabo la política que nosotros denunciamos en la escalinata:
crear condiciones para internacionalizar la guerra de Viet Nam y aplastar el
movimiento de liberación. Sus ataques al norte tienen el propósito de
amedrentar, de intimidar; amagan con atacar tal o cual país. Su propósito es
crear condiciones, internacionalizar aquella guerra, participar directamente
con sus aviones, sus soldados, soldados neozelandeses, canadienses —canadienses
no, perdónenme los canadienses, y ojalá no hagan lo mismo que los
australianos—, australianos, sudcoreanos, bombardear el sur con cientos de
aviones, lanzar sus gases tóxicos, sus bombas inflamables, y aplastar el
movimiento revolucionario en el sur. Pues bien: tratan de crear condiciones en
el norte para eso.
En primer
lugar, hay que hacerles "fli" sus operaciones aéreas contra el norte.
Es necesario, es necesario desbaratar esos planes, es necesario convertir Viet
Nam del Norte en un cementerio de aviones yankis (APLAUSOS), con todos los
medios: antiaéreos y aéreos, con la ayuda de todos y la participación del campo
socialista (APLAUSOS).
No es hora
aquí de reinsistir en esos problemas, pero creemos que con la cooperación de
todos hay que convertir Viet Nam del Norte en un cementerio de aviones yankis.
Mas eso no basta: hay que advertirles que la internacionalización de la guerra
en Viet Nam del Sur es la internacionalización de la guerra en el sudeste del
Asia (APLAUSOS); hay que advertirles que la presencia de tropas yankis y de
tropas coreanas, sudcoreanas —perdónennos los coreanos, los verdaderos
coreanos—, la presencia de tropas sudcoreanas y australianas darán al campo
socialista el derecho a enviar sus voluntarios a combatir en Viet Nam del Sur
(APLAUSOS PROLONGADOS).
En dos
palabras, creemos que en algún lugar hay que cortarles las manos a los
imperialistas, hay que partirles la "siquitrilla" a los imperialistas
en algún lugar, afrontando los riesgos, y que el imperialismo sepa que estamos
dispuestos a afrontar los riesgos (APLAUSOS). Y estoy seguro, como que los
conocemos muy bien, que son chantajistas, que entonces se pondrán a pensar;
mientras tanto atacan sin pensar, bombardean sin pensar, matan y asesinan sin
pensar.
Nadie quiere
ni puede querer guerra; los pueblos desean la paz, vivir en paz, trabajar en
paz, crecer en paz, desarrollarse en paz; los pueblos desean construir su
felicidad, pero esa felicidad, ese derecho hay que conquistarlo
inteligentemente.
Las
circunstancias que vive el mundo son difíciles, son complejas, con la presencia
de un imperialismo como el yanki, con esa mentalidad que tienen los
imperialistas formados con las novelitas del FBI, las películas de cowboys, de
Tom Mix, las películas de Tarzán y, en fin, todo ese simplismo, toda esa
superficialidad, toda esa ignorancia enorme que un pueblo con una enorme
técnica y una incultura tan grande como su desarrollo técnico, sobre todo, una
incultura política tan grande como su desarrollo técnico. Porque un pueblo que
tuviera cultura política no podría aceptar tranquilamente ese argumento que le
dan, de que se interviene un país soberano para proteger a 2 000 ó 3 000 yankis
que están paseando por Santo Domingo, o haciendo negocios en Santo Domingo, y
que 2 000 ó 3 000 yankis —borrachines una buena parte—, explotadores,
buscadores de prostíbulos y de placer, no valen más que los derechos de un país
y de una nación soberana, que son los derechos de los millones de ciudadanos de
ese país y los derechos de todos los países, que no pueden permanecer
indiferentes ante ese tipo de violación.
Por eso digo
que las circunstancias son difíciles y son complejas. Tenemos que luchar con un
enemigo difícil, ¡ah!, pero hay que conocer ese enemigo difícil y hay que saber
cómo tratarlo, y a ese enemigo difícil hay que cortarle las manos en alguna
parte (APLAUSOS), y hay que demostrarle que esta jugando con candela de veras.
Nosotros
somos en este mundo una parte, y una parte realmente pequeña, nuestros recursos
son limitados, nos limitamos a exponer nuestro pensamiento, nuestra manera de
pensar. Pero creemos que los imperialistas con sus hechos, irán demostrando
cada vez más esto que estamos diciendo.
Y frente a su
política agresiva e intervencionista cabe una estrategia: ¡La estrategia de
impulsar la revolución en todas partes y en todos los frentes! (APLAUSOS);
frente a la estrategia intervencionista y agresiva, la estrategia
revolucionaria de los pueblos, de los movimientos revolucionarios y de los
partidos comunistas de todo el mundo (APLAUSOS); frente a la estrategia
intervencionista de los gringos, frente a la agresividad intervencionista de
los gringos, la ofensiva revolucionaria en todos los frentes, el impulso a la
revolución en todos los frentes (APLAUSOS).
En realidad
somos amantes de la paz, pero no haremos ninguna oración por la paz, no rezaremos
por la paz ni haremos beatíficas declaraciones en favor de la paz. ¿Podrán
acusarnos de guerreristas? No nos puede acusar nadie, porque una cosa es ser
guerrerista y otra cosa es no estar dispuesto a dejarse chantajear por los
imperialistas (APLAUSOS); una cosa es ser guerrerista y otra cosa es poner una
escala de valores en la conciencia humana. Y si en la escala de valores de la
conciencia humana la paz es muy importante, hay valores que están por encima de
ese valor de la paz (APLAUSOS). Porque la paz la queremos para disfrutarla
todos; ese concepto extraño de la paz para unos y la guerra para otros no lo
entendemos. ¿Paz para nosotros aquí mientras lanzan bombas de fósforo vivo y de
napalm sobre los vietnamitas? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡No!, ese
concepto de la paz no lo entendemos. Deseamos la paz que sea para todos, para
todos los pueblos, para disfrutarla con derecho y con libertad.
Hay que
luchar frente a ese enemigo peligroso, hay que enfrentarse a ese enemigo y hay
que enfrentarse con inteligencia y con decisión; porque ese enemigo es un
tigre, sí, le das la espalda y te ataca por la espalda (APLAUSOS), pero si lo
enfrentas no ataca. Tiene características peculiares y los millonarios yankis,
los monopolistas yankis se quieren la vida y no quieren morir achicharrados. Es
posible que estén en mejor disposición de ánimo para morir los pueblos que
están sufriendo la explotación y la opresión que los millonarios yankis, que
los monopolistas yankis. Esos se quieren el pellejo y no quieren morir achicharrados.
Y en tanto crean que su pellejo no corre riesgo harán todo lo que les dé la
gana; en cuanto comprendan que pueden realmente morir achicharrados, a pesar de
todo su poderío, entonces empezarán a pensar de distinta manera.
Y para
nosotros, ¿qué conclusiones tenemos que sacar de esto de Santo Domingo? Que hay
que prepararse. Aquí vamos al refrán de la otra forma: que cuando veas la barba
de tu vecino arder, pon los hierros en remojo de aceite (APLAUSOS). Hay que
engrasar los hierros, y hay realmente que prepararse bien, por si estos
estúpidos, y si se quiere por si este estúpido de Johnson se equivoca no pueda
decir, como dijo el primer día en Santo Domingo, que los marinos habían
desembarcado sin novedad. ¡Y que los muertos tenga que contarlos aquí por
miles, por decenas de miles, y por cientos de miles, y si es necesario hasta
por millones! (APLAUSOS.)
Nuestra
conclusión es la de prepararnos bien, armarnos mejor todavía, fortalecer
nuestras defensas por todos los medios, para que ese enemigo chantajista sepa
lo que le toca: que cuando pongan un pie aquí, posiblemente aquí no se acabe
esa guerra, no posiblemente, sin posiblemente, ¡mientras haya uno de nosotros
vivo o haya un "gringo" vivo aquí en este país! (APLAUSOS)
No es que el
pueblo quiera morirse; nadie quiere morirse. Al contrario: todo el mundo está
de lo más entusiasmado con su futuro y con su porvenir. Pero ese futuro lo
disfrutamos de una manera tranquila. ¿De dónde nace esa tranquilidad? Luchamos
por ese futuro, sin angustia y sin miedo; eso de no sentir ni angustia ni miedo
es la esencia de nuestra serenidad y de nuestra tranquilidad. ¡Nadie quiere
morirse, pero todos están dispuestos a morirse! (APLAUSOS y EXCLAMACIONES.)
¡Nadie quiere morirse, pero cuando nos obliguen a pelear van a saber de verdad
nuestros enemigos lo que es pelear! (APLAUSOS.) Cuando empiecen a matar
ciudadanos de este país van a saber nuestros enemigos lo que son balas y lo que
son hierros (APLAUSOS). Mas nosotros en caso de una agresión no solo
combatiremos con valor, sino con inteligencia, ¡con valor y con inteligencia!
Nuestras
armas los imperialistas saben que cada vez las protegemos más; como sabemos que
son traicioneros, sorpresivos, que nuestras armas no nos las puedan destruir
por sorpresa, ¡porque van a tener que destruirlas con un hombre disparando
delante!, ¡cada arma, cada tanque, cada cañón! (APLAUSOS.)
Nadie podría
decir que este pueblo es belicoso o guerrerista. Somos un pueblo alegre,
pacífico; pero porque somos así, ¡que no se metan con nosotros!; ¡porque somos
así, que nos respeten!, ¡porque somos así o somos como tal vez no se lo
imaginan! Odio, repugnancia, desprecio, bastante han acumulado los yankis en
este país; de sobra han acumulado con lo que nos han hecho a nosotros y con lo
que le han hecho a otros pueblos. Porque nuestro odio no se ha acrecentado solo
por las agresiones a Cuba, ¡las agresiones a Viet Nam, al Congo, a Santo
Domingo, a cualquier país, van aumentando nuestro cúmulo de odio al enemigo
imperialista! (APLAUSOS.) Fortalecer nuestra defensa.
Sin estos
hechos, este 1ro de Mayo habría ocupado otras cuestiones, otros temas: el
entusiasmo extraordinario del pueblo por la producción, por el trabajo, por la
zafra, la elevación de la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo (APLAUSOS);
las victorias económicas de la
Revolución habrían concentrado nuestra atención.
Para hoy, por
ejemplo, teníamos una meta de 5 100 000 toneladas (APLAUSOS), para el día 1ro
de Mayo; y el día 1ro de Mayo a las 7:00 de la mañana nuestro país había producido
5 159 266,4 toneladas (APLAUSOS PROLONGADOS). Esa meta, que era una meta
realmente elevada, realmente difícil, fue superada por casi 60 000 toneladas,
por el entusiasmo del pueblo, por el esfuerzo del pueblo.
En la semana
de Girón se produjeron 103 000 toneladas más que el año pasado, y este hecho
contribuyó decisivamente a alcanzar y a superar esta meta; pero, aun después,
hay que decir que con menos de 130 centrales, que son los que quedan moliendo,
la producción ha estado por encima de 40 000 toneladas diarias en estos últimos
días. Y eso es la explicación de esa cifra de producción. Triunfo
verdaderamente impresionante que nuestros enemigos no se explicarán, que
difícilmente podrán explicarse. Ellos decían que si producíamos 5 millones...
Pues no solo vamos a producir 5: ¡Para el 30 de mayo tendremos 5 800 000
toneladas y para el 10 de junio tendremos 6 millones de toneladas de azúcar!
(APLAUSOS.)
En este
momento tenemos un millón. Voy a decirlo con otras cifras: el año pasado, el
día 1ro teníamos 3 602 000 toneladas, y este año tenemos 5 150 000 toneladas; 1
557 151,4 toneladas más que en la misma fecha del año anterior. Llegaremos a
los 6 millones a más tardar el 10 de junio, y para los imperialistas serán seis
megatones de azúcar; para nosotros son millones, para los imperialistas son
megatones, porque en su esquema, en su mentalidad dogmática, en su desprecio al
pueblo, en su cerebro de mosquito forjado en las novelas del FBI y en las
películas de Hollywood, ¿cómo explicarse que estos comunistas puedan elevar la
producción de 3,8 en el año 1963 a 6 millones? ¿Cómo —dirán—, si los obligamos
a tener un enorme ejército, unas enormes fuerzas armadas? ¿Cómo, si antes había
400 000 desempleados? ¿Cómo, si hoy hay tres veces más obreros en obras
públicas? ¿Cómo, si hay decenas de miles de obreros estudiando? ¿Cómo pueden
producir 6 millones? ¿Cómo, si ya no hay administradores yankis, ni
latifundistas?
Ellos creían
que con el bloqueo habían aniquilado nuestra capacidad de producir. ¿Cómo?
¿Cómo? ¡Pues ya lo verán! Y pienso que ni ellos mismos lo duden, y quedará
destruido uno de sus argumentos principales y más socorridos. ¿Qué dirán ahora?
Porque esa caña se ha producido trabajando, ¡y trabajando duro!
Entre
nosotros hay aquí algunos obreros cañeros. Está el compañero Reinaldo Castro,
que ustedes conocen (APLAUSOS); son de los pocos cañeros que no están en los
campos y que querían quedarse, pero a quienes les pedimos que vinieran; el
compañero Esteban Cabrera, Vanguardia Nacional (APLAUSOS), que tiene más de 100
000 arrobas; y el compañero José Mariano Mora (APLAUSOS), que tiene más de 140
000 arrobas cortadas en esta zafra (APLAUSOS). Todo el pueblo ya ha cortado
caña, y cualquiera comprende lo que es tener más de 140 000 arrobas. Y este
compañero incluso tiene un defecto, un problema en un ojo, y poca visibilidad
en el otro; hemos tenido que insistirle para que venga para que lo reconozca el
oculista, y hasta que no garantice que no corre ningún peligro, no vuelve
(APLAUSOS), porque nos interesa su salud, nos interesa más que toda la caña que
pueda cortar (APLAUSOS).
Los
trabajadores han conmemorado el 1ro de Mayo cortando. Y hay que decir que 40
000 trabajadores de la capital no han podido desfilar aquí porque están
cortando caña en los cañaverales (APLAUSOS).
A los
trabajadores que no han podido desfilar aquí, a todos los trabajadores
voluntarios cuya participación ha sido decisiva para poder realizar la zafra,
por lo menos en una provincia que tiene mucha tierra, mucha caña y poca
población, y que han hecho posible con su esfuerzo y con su elevada
productividad el que podamos alcanzar estas metas; a todos los cortadores
permanentes; a todos los obreros de los centrales; a todos los que han
conmemorado en las fábricas y en los campos este 1ro de Mayo revolucionario,
nuestro saludo y nuestro agradecimiento (APLAUSOS). Ellos son los que nos dan
la seguridad de que llegaremos a los 6 millones.
Nuestro
reconocimiento a los compañeros de los sindicatos por el esfuerzo que han
aportado a la movilización de los trabajadores. Nuestro reconocimiento a los
compañeros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (APLAUSOS), soldados y
oficiales, que de manera permanente, o dando parte de sus vacaciones, han
cortado millones y millones de arrobas de caña. Nuestra felicitación a los
compañeros del Partido (APLAUSOS) sobre cuyos hombros ha pesado la organización
del enorme esfuerzo del pueblo. Nuestra felicitación a los compañeros de la
administración, por su esfuerzo, por su trabajo cada vez más organizado y cada
vez más técnico.
Hay obreros
que han permanecido meses y meses en los cortes para hacer posible estas
históricas victorias, que han hecho un aporte extraordinario de sacrificio en
estos años. El año que viene aún tenemos que superar esta cifra. Nos
encontramos en un año donde en la primera mitad del año se ha prolongado
largamente la sequía, lo cual nos obliga en este mes, y con las primeras
lluvias, al doble esfuerzo de cortar la caña que queda y sembrar la caña nueva
y realizar la siembra de primavera para poder cumplir todas las metas, que
cumpliremos en cualquier circunstancia (APLAUSOS).
La nación se
ha volcado hacia los campos y un tenso esfuerzo se realiza: siembras incluso de
noche, movilizaciones masivas con las cuales estamos ganando esta batalla
económica. La conciencia de nuestros trabajadores ha crecido de manera
impresionante. ¡Hoy, hoy sí se puede decir que existe una verdadera conciencia
revolucionaria en nuestros trabajadores! (APLAUSOS.)
Al principio
se sentía la emoción de las cosas, la simpatía por las cosas, el anhelo por las
cosas. Hoy existe la convicción de la necesidad de esforzarnos por las cosas;
hoy existe la convicción de que tenemos que hacer el esfuerzo, y lo hacemos con
entusiasmo, con convicción, con fe en el porvenir.
Para los
imperialistas, 6 millones de toneladas es un trauma psíquico; para nosotros,
una comprobación de lo que podemos hacer, y que podemos hacer lo que queramos.
El año que viene tenemos que superar esta cifra. Ahora aumento de caña y
aumento de centrales tienen que ir parejos, pero debemos proponernos para el
año que viene no menos de 6,5, y para 1967, 7,5. Todavía hasta 1967 tenemos que
"echar el resto". Esperamos que para 1968 ya haya mucha máquina,
mucha máquina aquí, y ya los esfuerzos sean menos tensos. Hay, por lo tanto,
que cultivar con esmero la caña. Quizás de la caña lo más bello no es el corte,
sino el cultivo, y si queremos tener mucha y buena caña hay que cultivarla y
atenderla bien y hay que sembrar mucha caña.
Mas no solo
sembraremos caña; estamos sembrando mucho pasto, y estamos sembrando muchos
frutales, y estamos sembrando mucha vianda. Por eso para nosotros 6 millones
significan que lo que nos propongamos hacer, lo hacemos. Con la cuestión de los
huevos se demostró también. Lo menciono aquí —con perdón de ustedes— porque
creo que algunos están aburridos ya (RISAS), pero la cuestión es que pusieron
una meta de 60 y las gallinas sobrecumplieron el plan: en el mes de marzo
pusieron 92 millones (APLAUSOS), resultado de la técnica, de la organización,
de los centros genéticos.
¿Pero qué
cosa hay que no pueda hacer el pueblo? ¡Nada! y lo que nos propongamos hacer lo
haremos, y estamos avanzando. Al principio avanzamos mucho en el campo de la
educación, de la salud y en muchas cosas de esas, pero ahora estamos avanzando
en el campo de la economía, y vamos hacia adelante y a velocidad supersónica
(APLAUSOS).
Impulsaremos
la agricultura, que significará óptimas condiciones de alimento y de calzado
para el pueblo. Junto con la agricultura desarrollaremos la industria por el
orden de prioridades y de necesidades que nuestra situación establece, y
seguiremos labrando un futuro seguro del cual ya nadie duda.
Nuestra meta
en azúcar son 10, y hay quien tiembla cuando nos oye hablar de 10, porque ya se
empiezan a convencer de que cuando decimos 10, son 10 (APLAUSOS). ¿El precio
anda bajo? Sí, el precio anda muy bajo, a 2,40 y tantos centavos, ¡bajísimo!
Eso implica pocos ingresos, eso implica privarnos de algunas cosas, eso implica
que algunas cosas que pudiéramos traer no las podemos traer por ahora; pero,
sin embargo, eso no nos asusta.
Se habla de
que las Naciones Unidas van a convocar una reunión en Londres para un convenio
azucarero. Lo pensaremos bien, veremos qué hacemos, porque por ahí andan las
huelgas a montones, la economía burguesa en quiebra con el azúcar a bajo
precio, y nuestra economía fuerte, nuestros cortadores ganando dinero y
nuestros campeones recibiendo premios (APLAUSOS).
¡Si hay que
aguantar un precio bajo un año, dos años, tres años, lo aguantamos! ¡Los
precios bajos del azúcar no nos asustan; no trabajamos para hoy, trabajamos
para mañana, los años pasan y pasan rápido! (APLAUSOS.) Y, por tanto, si son
bajos los precios no nos importa. No nos vamos a aguantar; allá los burgueses
que se están arruinando, porque no vamos a parar nuestra mocha azucarera, y la
mocha azucarera de este país es algo respetable. Y no la vamos a parar hasta
que no lleguemos a 10, y cuando lleguemos a 10 allá nos veremos (RISAS), porque
nosotros no solo estamos desarrollando nuestro azúcar, estamos desarrollando
toda nuestra agricultura, estamos desarrollando intensamente nuestra ganadería
(APLAUSOS), y estamos desarrollando todos los renglones de la producción
agrícola. Y dentro de cinco años allá y nos veremos, cómo andan ellos y cómo
andamos nosotros. Por eso cuando nos hablen de convenios ya veremos qué
pensamos para esa fecha.
Pero desde
ahora declaramos que no les tenemos miedo a los precios bajos y seguimos para
arriba a toda velocidad y llegamos a 10 en 1970, y no lo duda ya nadie
(APLAUSOS).
¿Por qué ya
llegamos a 6 millones aun cuando existen aquellas razones que enumeraba, tales
como la gran cantidad de obreros que hoy están trabajando en obras públicas, de
pequeños agricultores a quienes antes el hambre les obligaba a ir a trabajar en
la caña y hoy se quedan en sus tierras; cuando el desempleo ha desaparecido,
cuando nos vemos obligados a emplear cuantiosos recursos humanos en la defensa
del país? En una buena parte por la organización y, sobre todo, por los efectos
de la mecanización. Las alzadoras están contribuyendo ya decisivamente al
ahorro de la fuerza de trabajo, las combinadas cosechadoras de caña empezaron a
emplearse en número de cientos este año.
Hay que decir
que los éxitos obtenidos por el pueblo en esta zafra han sido posibles no solo
por el entusiasmo, no solo por la organización, sino también por las máquinas.
Y es necesario destacar el esfuerzo que el pueblo soviético ha hecho por
facilitarnos a nosotros miles de alzadoras, miles de carretas, miles de
camiones, cientos de combinadas (APLAUSOS). Es justo que un día como hoy en que
realzamos nuestras victorias económicas no nos olvidemos de expresar nuestro
agradecimiento al pueblo que ha contribuido considerablemente a esas victorias
con la ayuda de su técnica y de sus máquinas (APLAUSOS). Porque las
necesitaremos, porque seguiremos enfrentándonos a un esfuerzo duro; seguirá
siendo necesaria la mecanización por cuanto seguiremos en la misma situación de
emplear cuantiosos recursos humanos en la defensa, seguiremos en la misma
situación de que no habrá más desempleados, seguiremos en la necesidad cada vez
mayor de emplear las máquinas: máquinas para sembrar, máquinas para cosechar,
máquinas para transportar, máquinas para modernizar nuestros centrales azucareros.
La comisión
que ha visitado a la
Unión Soviética viene bien impresionada de las perspectivas
que existen en la
Unión Soviética de encontrar maquinarias e implementos que
necesitamos para el desarrollo de nuestra industria, por cuanto ahora siembra
de caña y aumento de la capacidad industrial han de marchar parejamente.
En este 1ro
de Mayo las perspectivas del porvenir se presentan más claras y más brillantes
que nunca; la conciencia revolucionaria, más profunda que nunca; el entusiasmo
por el trabajo, más profundo que nunca; la confianza del pueblo en su futuro,
más firme que nunca.
Y esto se
veía ya desde antes del 1ro de Mayo, en las movilizaciones masivas del pueblo
en la semana de la victoria de Girón (APLAUSOS); en el optimismo de las masas,
el ardor de las masas en todo y para todo: en el trabajo, en el estudio, en el
sentimiento revolucionario, en la solidaridad hacia los demás pueblos, en su
espíritu internacionalista (APLAUSOS), que han hecho al cabo de estos años de
Revolución un pueblo firme, un pueblo sólido, un pueblo organizado, un pueblo
preparado, ¡un pueblo que ha resistido y resistirá! (APLAUSOS), ¡un pueblo que
ha vencido y vencerá! (APLAUSOS.)
¡Patria o
Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)
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