Los remotos antecedentes
(IV)
Un testimonio de enorme valor lo encontramos en el discurso de
Modesto Orozco en la Cámara de Diputados. Entonces era Secretario
General de FOET, y había sido elegido diputado nacional en los
comicios realizados el año anterior.
“... Se realizó una reunión del Comité Central Confederal y como
por anticipado muchos de los participantes ya habían recibido
órdenes de cómo y por quiénes tenían que votar, parte de los
concurrentes optaron por abstenerse en la votación. Asimismo
rehusaron aceptar candidatura alguna para los cargos que correspondía
cubrir. El que no se abstuvo, porque incluso temiendo que pudieran
faltarle votos se votó a si mismo, fue el actual Secretario General
de la CGT, el ciudadano Aurelio Hernández, que a pesar de figurar
como representante del gremio de enfermeros jamás ejerció tal
profesión. (…) Con respecto a los restantes miembros “elegidos”,
me resulta imposible abrir juicio en el momento actual, por ser la
mayoría de ellos desconocidos en el campo de la lucha sindical. No
obstante, yo me hago un deber en mencionar que a alguno de ellos se
le ha sindicado como elemento perteneciente a tendencia nacionalista.
Doy por exactas estas denuncias y digo en consecuencia que para los
trabajadores organizados sindicalmente, no existe ninguna diferencia
entre nuestros nacionalistas, los fascistas de Mussolini y los
nacionalistas de Hitler”.
Luego de conseguido el alejamiento de Gay de la conducción de la
CGT, se concentró el fuego sobre el gremio telefónico. Arreciaron
los reclamos para que FOET procediera a la expulsión de Gay. Pero la
dirección de Telefónicos procuró ganar tiempo reclamando a la
nueva conducción cegetista el envío de todos los antecedentes sobre
las imputaciones que pesaban sobre Gay y otorgándole a éste 3 meses
de licencia. La campaña se intensificó y se comenzó a hablar de
intervenir a FOET y FOTRA por parte de la CGT. El diario “La Época”
fue uno de los periódicos que con mayor insistencia reclamaron esta
medida; en un artículo publicado el 12 de marzo decía:
“En una de nuestras ediciones hemos recogido el clamor de los
afiliados de la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos
contra las autoridades de la misma, que tuvieron la desfachatez de
conceder licencia al traidor Gay después de haber sido expulsado de
la CGT por su acción desleal a la revolución y a su Líder. (…)
No puede tolerarse que al frente de los sindicatos que participan del
gobierno de la revolución estén hombres maculados por la más leve
sospecha de inconsecuencia y deslealtad”.
Luego de esta campaña preparatoria vino la decisión cegetista de
intervenir FOET y FOTRA y se nombró como interventor al ferroviario
Anselmo Malviccini. En el alegato de Orozco ante la Cámara de
Diputados éste dijo:
“Ningún artículo de los estatutos de la CGT faculta al
Secretariado ni al Comité Central, ni siquiera a los Congresos, a
intervenir las filiales, en consecuencia esas autoridades se han
extralimitado en sus funciones al haberse apartado de las
disposiciones expresas de la carta orgánica. Entre los argumentos
aducidos se ha mencionado el de que “numerosos” asociados la
habrían solicitado. Eso es falso, porque la entidad cuenta con más
de 5 mil asociados y, si efectivamente ha habido quienes solicitaron
esta intervención, estos difícilmente puedan haber alcanzado 50, es
decir ni siquiera el 1 %”.
“Otro de los argumentos fue el de que se la intervenía para
promover la unidad; ello también es falso porque los telefónicos, y
los que se desempeñan en tareas afines, hace ya años han
materializado esa unidad por medio de la Federación Obrera de las
Telecomunicaciones de la República Argentina, entidad de carácter
nacional que agrupa en su seno a 20 organizaciones de telefónicos en
el país”.
Los ataques contra Gay no cesaron porque se lo hubiera desplazado de
la CGT ni por haber intervenido el gremio telefónico. La campaña
perseguía su aislamiento total y definitivo y se procuró que los
propios telefónicos renegaran de su dirigente histórico. El
testimonio de Masitelli es bastante ilustrativo sobre estas
maniobras.
“Después de la intervención, en el gremio había bastante
malestar. Entonces, a través del Secretario Gremial de la
Presidencia, comandante Pereira casado, nos citan para que vayamos a
ver al matrimonio Perón. La reunión fue el día 5 de abril, en la
residencia presidencial que en esa época estaba en Las Heras y
Austria, donde ahora está la Biblioteca Nacional”.
“Fuimos 5 miembros de la Comisión Administrativa y por pura
casualidad, cuando entramos al despacho donde nos recibieron, yo
quedo parado al lado de Perón. Me saluda a mi primero y al darme la
mano me dice: “Cuánto lamento la intervención al gremio
telefónico; un gremio tan disciplinado, tan aguerrido. Justamente
hace un par de días vino por aquí Aurelio Hernández y me informó
que había intervenido al gremio telefónico”. Perón se olvidaba,
que dos semanas atrás, le había mandado de regalo un retrato suyo,
con una dedicatoria y su firma, a Anselmo Malviccini, interventor de
FOTRA”.
“En realidad lo que ellos querían es que nosotros hiciéramos un
comunicado contra Gay y Orozco como traidores al gremio y a la clase
trabajadora”.
Toda esa persecución terminaría generando un profundo resentimiento
que se manifestaría, años más tarde, tras la caída del peronismo.
Malviccini estuvo muy poco tiempo al frente de la intervención;
Orozco, en el alegato citado anteriormente, lo calificaba como un
indeseable aún para su propio gremio pues, una publicación de la
época informaba que Malviccini había sido sancionado con
anterioridad por los propios ferroviarios, y al momento de ser
designado como interventor en FOETRA no ostentaba ninguna
representación en su gremio sino que era un empleado de menor
jerarquía en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Masitelli, por
su parte, lo definió como un individuo torpe que no estaba de ningún
modo capacitado para desempeñar la función que se le había
encomendado y por eso fue sustituido por otro interventor más capaz
y hábil políticamente. Su reemplazante fue otro ferroviario, Juan
José Perasolo.
Lo esencial de esta parte del relato ya está dicho. Sólo resta
agregar que la intervención se prolongó desde 1947 hasta 1951. En
ese momento se produjo la normalización tras la aprobación de los
nuevos estatutos, con el gremio reorganizado en seccionales
integradas en la Federación que cambió su nombre por el de FOETRA.
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