miércoles, 20 de diciembre de 2017

1957, la huelga grande de los Telefónicos (XLII)

Últimas semanas (II)

Cuando comencé esta serie de notas dije que el conflicto telefónico de 1957 había sido uno de los más importantes del período y tal vez el más importante en la historia del gremio. Consiguió adhesiones y respaldos de todos los sectores del sindicalismo argentino, en la reunión que mantuvieron con Aramburu los representantes de las 62 Organizaciones y los 32 Gremios mostraron su solidaridad con los trabajadores en huelga y reclamaron una solución al gobierno. El encuentro se realizó en Casa de gobierno el jueves 10 de octubre, seis días después de haberse reimplantado el estado de sitio y cuando habían pasado cuatro días desde la reunión entre el general presidente y los dirigentes de FOETRA.
Cada sector concurrió con 10 representantes; por entonces no eran muchas las mujeres destacadas en la actividad sindical, hubo una sola figura femenina en la delegación que llegó a la Casa Rosada, lo hizo en representación de los telefónicos, y aunque fue contabilizada como parte de los 32, se aclaró que contaba con el respaldo de los dos grandes sectores gremiales.
La minuciosa información oficial dijo que el encuentro se prolongó desde las 12.03 hasta las 15.40. Después de saludar a todos los invitados Aramburu se sentó en la cabecera de la gran mesa del Salón de Acuerdos. A su derecha se ubicó el coronel Peralta; el ministro de trabajo, Tristán Guevara y los representantes de los 32 Gremios: Norma Ciorciari, de FOETRA; Martín Ibáñez, de la Unión Ferroviaria; Armando March, de Empleados de Comercio; Braulio Núñez, de FONIVA; Riego Rivas, de FATI; Gustavo Suárez, de Municipales; Augusto Guibourg, de Bancarios; Roberto Canoniero, de Locutores; Tobías García, de Papeleros y Héctor J. Ares, del Personal Civil de la Nación.
A la izquierda se colocaron el jefe de la Casa militar; el ministro de industria y comercio, Julio César Cueto Rúa, y los representantes de las 62 Organizaciones: Juan Carlos loholaberry, Textil; Pedro Conde Magdaleno, de Panaderos; José Miguel Zárate, de Construcción; Artemio Agustín Patiño, del Tanino; Vicente Mareschi, de Madereros; Héctor Dente, de Metalúrgicos; Manuel Tarullas, de Unión Tranviaria Automotor; Alberto Lema, de Luz y Fuerza; Jorge Álvarez, de Sanidad y Eleuterio Cardozo, de la Carne.
Tras el comienzo de la reunión el primero en hablar fue Armando March, dirigente de Empleados de comercio y de los 32 Gremios, quien destacó como auspicioso que estuvieran presentes los representantes de distintos sectores gremiales. Y tras las formalidades introductorias dijo:

“Existe un gremio que se debate en una huelga prolongada a la que todos le prestamos nuestro solidario apoyo, gremio que viene representado en esta circunstancia por la única compañera, la señorita Norma Ciorciari, a invitación de los dos sectores que hoy están aquí presentes. Este hecho de que ninguno podamos atribuirnos a esa Organización de justificada combatividad, está diciendo que cuando la clase trabajadora tiene necesidades todos ponemos el hombro para tratar de que las dificultades existentes sean superadas”.

Más adelante recordó que los sueldos y jornales que se cobraban en ese momento habían sido establecidos en febrero de 1956, es decir veinte meses antes. Los precios no habían dejado de aumentar “creando una situación por demás angustiosa a todo el sector laboral del país”.
El segundo en intervenir fue Eleuterio Cardozo, dirigente de la Federación de la Carne y de las 62 Organizaciones. Al comenzar recordó que se vieron obligados a llegar al paro del 27 de septiembre por no haber sido escuchados en sus reclamos. Y después reseñó los cinco puntos que llevaban a la reunión: Aumento general de sueldos, libertad de los presos sindicales y levantamiento del estado de sitio, derogación del decreto 824 de congelamiento de salarios, derogación del decreto 10.596 que limita el derecho de huelga, inmediata solución de los conflictos de telefónicos, telegrafistas, FONIVA y demás gremios.
No fue el único en referirse a los telefónicos; cuando le tocó el turno a Riego Rivas, de Gráficos, comenzó diciendo que existían problemas económicos generales, que en esos casos los trabajadores son los más desfavorecidos y que los capitalistas nunca sufren las crisis. “No se pueden resolver los problemas con el hambre del pueblo; hablo con crudeza porque este no es tiempo de mojigaterías”.
Más adelante agregó: “En 1956 se renovaron los convenios y los aceptamos bajo protesta; desde entonces hasta ahora el salario se devaluó en un 30 por ciento. Es impostergable una solución”. Y sobre los conflictos de telefónicos, telegrafistas y FONIVA, dijo:

“No es cierto que baste con que cualquier charlatán se ponga en una asamblea obrera a exigir la huelga para que los trabajadores vayan a la huelga. Cuando los trabajadores van a la huelga es porque hay una poderosa causa que los impulsa.
Por eso el gobierno debería agotar los esfuerzos para buscar soluciones a esos conflictos que se volverán inevitables sin una solución de tipo económico. No se pide acceder a un mayor consumo sino recuperar el consumo que se perdió en los dos últimos años”.

A su turno Alberto Lema, de Luz y Fuerza, se ocupó del conflicto telefónico al refutar el recetario gubernamental de atar el aumento salarial al aumento de la producción. Dijo que si no se modernizaba la maquinaria y se pretendía aumentar la producción la única forma de lograrlo era mediante el aumento de la jornada de trabajo, como se quería hacer con los telefónicos.

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