lunes, 27 de noviembre de 2017

1957, la huelga grande de los Telefónicos (XXXII)

Huelga general (IV)

El viernes 20 de septiembre fue un día de intensas negociaciones. Comenzaron a las 13 entre representantes del Sindicato Buenos Aires de FOETRA y funcionarios de la presidencia; siguieron, a las 20.30, con gestiones mediadoras de los sindicalistas “democráticos” ante el presidente de facto, y finalizaron con la reunión que se prolongó hasta cerca de la media noche, entre dirigentes de la Federación y el contralmirante Isaac Rojas. Como puede verse, tanto los dirigentes de la Federación como los del Sindicato se entrevistaban con los funcionarios gubernamentales para encontrar una solución a los reclamos de los telefónicos.
Los locales del gremio telefónico se encontraban clausurados desde dos días antes al suspenderse la personería gremial de FOETRA, por eso el Sindicato Buenos Aires funcionaba de hecho en la Federación de Empleados de Comercio. Allí fue donde se reunieron a partir de las 13 los dirigentes del sindicato y representantes de la presidencia de la Nación. Por el sindicato habían estado Pedro Valente, José Vázquez y la compañera Scocieri, y Martínez Zemboráin, junto a otros funcionarios, por la parte gubernamental. Esa primera reunión finalizó a las 15 y volvió a reiniciarse a partir de las 17, y tanto en la primera como en la segunda parte, estuvo presente el Secretario General de Empleados de Comercio, Armando March.
Los dirigentes sindicales señalaron que, para poder ir a una asamblea a plantear el levantamiento de la huelga, era necesaria la devolución de la personería gremial y el cese de toda otra disposición adoptada como consecuencia del paro, además de un aumento general de $ 500. Los enviados del gobierno sostenían que no se podía comprometer ninguna resolución oficial mientras FOETRA no levantara el estado de huelga. Finalmente, cerca de las 20, los funcionarios gubernamentales se retiraron para efectuar consultas con la presidencia.

Aquel fue un día en que siguieron sumándose adhesiones a los trabajadores en conflicto. La Unión de Trabajadores de Entidades deportivas y el Sindicato de Aceiteros anunciaban paros en apoyo a los huelguistas para la semana siguiente. También expresaban su solidaridad los Marítimos, Trabajadores del Vestido, Trabajadores de la Construcción, Gastronómicos, Trabajadores de la Industria Papelera y muchos más. Pero lo que sería destacado por los diarios serían algunos incidentes a raíz del paro de los mercantiles en apoyo a FOETRA.
Aunque el paro de los empleados de comercio se cumplió en toda la ciudad, sus efectos fueron más llamativos en la zona céntrica. En la calle Florida algunos piquetes de huelguistas increpaban a los empleados que seguían trabajando después de las 17. La guardia de infantería, que se había desplegado por la zona con algunos carros de asalto, procedió a efectuar varias detenciones. El incidente más fuerte se produjo en el local de Bartolomé Mitre 757, cuando el dueño del negocio desenfundó un arma para impedir la actuación de un piquete. La consecuencia fue una vidriera rota y algunos detenidos.
Pero, ese viernes, hubo un anuncio solidario que merece ser destacado muy especialmente porque fue hecho por los gremios, que hasta ese momento eran definidos como “los que se quedaron en el Congreso de la CGT” o como “los sindicatos que habitualmente se reúnen en Sanidad”. A partir de la semana siguiente, ese agrupamiento comenzaría a ser conocido como “Las 62 Organizaciones”.
Sus integrantes se habían reunido en la noche del jueves con la intención de debatir sobre las gestiones que venían realizando para conseguir la reanudación del congreso cegetista. A esa reunión concurrieron representantes de FOETRA Y AATRA para informar sobre sus respectivos conflictos y allí recibieron las muestras de solidaridad a las que me referí hace un par de notas. Al evaluar la gravedad de los conflictos de telefónicos y telegrafistas, pasó a segundo plano el problema de la reanudación del Congreso Extraordinario de la CGT; hubo una moción del representante de la Madera para que se tratara en primer término la solidaridad con esas luchas, y a eso se dedicó el resto de la reunión que se prolongó hasta las 7.30 del día viernes.
La reunión aprobó una moción del representante de Luz y Fuerza consistente en:
1º, Voto de aliento a los trabajadores de FOETRA y AATRA y a todos aquellos que están luchando por las reivindicaciones obreras.
2º, Repudio a toda medida que tienda a desmembrar el movimiento gremial y la unidad de los trabajadores.
3º, Declarar el estado de alerta en todas las organizaciones obreras.
4º, Nombrar una comisión especial para gestionar ante los funcionarios del estado, incluso el presidente provisional de la Nación, la derogación del decreto reglamentando las huelgas (Decreto 824/56) y solución a las demandas presentadas por los gremios.
A todo esto se sumó un 5º punto (propuesto por el representante del Calzado) declarando un paro de 24 horas si las gestiones mediadoras no tenían éxito. El paro se extendería por tiempo indeterminado, en caso de represalias.
El capitán Ramón Casanova, presidente de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, convocó a una conferencia de prensa el sábado 21, por la mañana. La suya era la respuesta del gobierno a las gestiones de los trabajadores, pero aparecía como hecha por una instancia inferior. Ese recurso, que todo gobierno utiliza, pone en boca de un funcionario subalterno lo que el gobierno quiere decir. Si las cosas no salen bien o si hay que cambiar la posición, el que se equivocó fue el funcionario de menor jerarquía y no, su superior.
El argumento usado para rechazar el reclamo de los trabajadores era que la demanda sindical excedía los recursos de la Empresa. El pedido de $700 de aumento, implicaría una erogación anual de 360 millones. Como los recursos de ENTel estaban muy por debajo de esa cifra, la única posibilidad habría sido aumentar las tarifas. El argumento era bastante efectista, porque buscaba poner a todos los abonados en contra de los trabajadores aunque las cifras fuesen falsas.
Siguió diciendo que, en realidad, el único punto que impedía llegar a un acuerdo era el tema del aumento de sueldos. Daba por resuelto el reclamo en torno al salario familiar y a la reincorporación del personal cesanteado a partir del golpe de estado, aunque ninguna de esas cuestiones había llegado a tratarse. Finalmente dijo que la posibilidad de incremento en los sueldos pasaba por la aceptación de establecer una jornada de trabajo más prolongada y, además, discontinua.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario