lunes, 6 de noviembre de 2017

1957, la huelga grande de los Telefónicos (XXIII)

Tres primeras semanas

El 8 de julio el Secretariado Nacional de FOETRA se dirigió a la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, a la Compañía Argentina de Teléfonos y a Siemens Argentina solicitando un aumento de emergencia de $ 700 para todo el personal “teniendo en cuenta el incesante aumento del costo de vida, los bajos salarios percibidos y la congelación, por el término de un año, de los mismos”.
Ante las dilaciones y evasivas se decidió convocar a un Congreso extraordinario; fue ese sexto Congreso el que resolvió intimar a las empresas el 13 de agosto. La resolución Nº 8 expresaba que el decreto 824/57, y su reglamentario, el 825/57 del mes de enero, era una medida arbitraria del poder estatal que violaba el derecho de la clase trabajadora a tener un nivel de vida digno; que la pretensión de contener la inflación congelando por un año más los salarios era una medida capitalista, ya que no se congelaban los precios ni los gastos excesivos el propio Estado; por eso el Congreso resolvió desconocer los decretos congelatorios, continuar la lucha por un salario acorde al costo de vida y actuar en forma solidaria con el movimiento obrero para conseguir la derogación de esas disposiciones gubernamentales.
Otra resolución del mismo día, la Nº 12, emplazó a la ENTel y las empresas privadas para reincorporar a los casi 400 cesantes por razones políticas, y que se anularan las separaciones del cargo, los traslados y otras sanciones.
Al no haber respuestas el Secretariado Nacional remitió el siguiente telegrama a las empresas:

“Cumplido el plazo fijado por el sexto congreso intimamos a conceder aumento de emergencia y dar solución a la situación del personal sancionado arbitrariamente, antes de las 0 hora del día martes 27 de agosto. Comunicamos paros progresivos en hora inmediata al vencimiento del plazo señalado. Colaciónese”.

El Concejo Federal de FOETRA fue el encargado de reglamentar las medidas de fuerza. Éstas comenzaron, el martes 27 de agosto, con paro de una hora por turno en todos los departamentos de la Empresa, con excepción de Tráfico que trabajaría a reglamento.
Tráfico era exceptuado de la medida de fuerza más dura porque en ese tiempo todas las comunicaciones de larga distancia, tanto las internacionales como las nacionales, pasaban a través de operadoras. Pero también la comunicación con los suburbios de Buenos Aires dependía, en su casi totalidad, del auxilio de operadoras. Por eso Tráfico participaba del conflicto trabajando a reglamento.
El programa establecía que los paros se irían incrementando en una hora cada día hasta llegar, el viernes 30, a cuatro horas por turno de trabajo. Durante el fin de semana las guardias serían trabajadas con normalidad, retomándose el conflicto a partir del lunes 2 de septiembre. En ese momento los paros serían de cinco horas por turno, y continuaría ampliándose el tiempo de paro, para llegar, el miércoles, a parar durante todo el día. Si para entonces no se había encontrado ninguna solución, se continuaría, en los días siguientes, con paro durante toda la jornada, manteniendo la concurrencia al lugar de trabajo.

El principal titular del diario La Razón, aquel 1 de septiembre de 1957, indicaba que Cinco buques rusos habían pasado por el Báltico dirigiéndose hacia el Mar Mediterráneo. La guerra fría amenazaba recalentarse, y Medio Oriente era, al igual que hoy, un polvorín que podía estallar en cualquier momento. Siria recibía armamento de la Unión Soviética y Estados Unidos se enfurecía por lo que consideraba una injerencia. En Jordania se juzgaba a un grupo de 23 oficiales del ejército por complotar contra el gobierno del Rey Hussein, aliado de Estados Unidos. El ministro francés de relaciones exteriores declaraba, durante su visita a Chile, que Francia no se arrepentía de su intervención militar en Egipto, el año anterior, salvo por no haber podido ocupar la totalidad de la zona del Canal de Suez. Y en Argelia se registraban durísimos enfrentamientos militares contra las tropas colonialistas francesas. Mientras tanto, en Guatemala, 13 partidos políticos se preparaban para las elecciones en que se elegiría al sucesor del asesinado corondel Castillo Armas quien, tres años atrás, había derrocado al presidente Arbenz con un golpe de estado financiado por la United Fruit.

Pero si esas eran las noticias que ocupaban la tapa de La Razón, en el interior había una extensa información sobre el conflicto telefónico. Se señalaba que a partir del día siguiente los afiliados a FOETRA continuarían con paros de cinco horas por turno “en apoyo de sus demandas de un aumento de emergencia de $ 700, el pago del salario familiar y la reincorporación del personal declarado cesante por la Empresa Nacional de Telecomunicaciones”. Ese domingo, por la mañana, la organización sindical informó que había sido notificada sobre la resolución del ministro de comunicaciones por la cual se sometía el conflicto a la consideración del Poder Ejecutivo, mientras se emplazaba a FOETRA para que, en el término de cinco días, presentara un memorial alegando sus derechos.
FOETRA aclaraba que, en ningún momento, había solicitado ni aceptado la intervención del Poder Ejecutivo para que arbitrara en el conflicto. Y rechazaba ese arbitraje por ser contrario a sus principios y a su experiencia. Agregaba que tampoco se podía encuadrar el conflicto dentro de las disposiciones del decreto 879/57 “por no haber existido en ningún momento gestiones conciliatorias por parte de la Empresa”.

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