Tres primeras semanas
El 8 de julio el Secretariado Nacional de FOETRA se dirigió a la
Empresa Nacional de Telecomunicaciones, a la Compañía Argentina de
Teléfonos y a Siemens Argentina solicitando un aumento de emergencia
de $ 700 para todo el personal “teniendo en cuenta el incesante
aumento del costo de vida, los bajos salarios percibidos y la
congelación, por el término de un año, de los mismos”.
Ante las dilaciones y evasivas se decidió convocar a un Congreso
extraordinario; fue ese sexto Congreso el que resolvió intimar a las
empresas el 13 de agosto. La resolución Nº 8 expresaba que el
decreto 824/57, y su reglamentario, el 825/57 del mes de enero, era
una medida arbitraria del poder estatal que violaba el derecho de la
clase trabajadora a tener un nivel de vida digno; que la pretensión
de contener la inflación congelando por un año más los salarios
era una medida capitalista, ya que no se congelaban los precios ni
los gastos excesivos el propio Estado; por eso el Congreso resolvió
desconocer los decretos congelatorios, continuar la lucha por un
salario acorde al costo de vida y actuar en forma solidaria con el
movimiento obrero para conseguir la derogación de esas disposiciones
gubernamentales.
Otra resolución del mismo día, la Nº 12, emplazó a la ENTel y las
empresas privadas para reincorporar a los casi 400 cesantes por
razones políticas, y que se anularan las separaciones del cargo, los
traslados y otras sanciones.
Al no haber respuestas el Secretariado Nacional remitió el siguiente
telegrama a las empresas:
“Cumplido el plazo fijado por el sexto congreso intimamos a
conceder aumento de emergencia y dar solución a la situación del
personal sancionado arbitrariamente, antes de las 0 hora del día
martes 27 de agosto. Comunicamos paros progresivos en hora inmediata
al vencimiento del plazo señalado. Colaciónese”.
El Concejo Federal de FOETRA fue el encargado de reglamentar las
medidas de fuerza. Éstas comenzaron, el martes 27 de agosto, con
paro de una hora por turno en todos los departamentos de la Empresa,
con excepción de Tráfico que trabajaría a reglamento.
Tráfico era exceptuado de la medida de fuerza más dura porque en
ese tiempo todas las comunicaciones de larga distancia, tanto las
internacionales como las nacionales, pasaban a través de operadoras.
Pero también la comunicación con los suburbios de Buenos Aires
dependía, en su casi totalidad, del auxilio de operadoras. Por eso
Tráfico participaba del conflicto trabajando a reglamento.
El programa establecía que los paros se irían incrementando en una
hora cada día hasta llegar, el viernes 30, a cuatro horas por turno
de trabajo. Durante el fin de semana las guardias serían trabajadas
con normalidad, retomándose el conflicto a partir del lunes 2 de
septiembre. En ese momento los paros serían de cinco horas por
turno, y continuaría ampliándose el tiempo de paro, para llegar, el
miércoles, a parar durante todo el día. Si para entonces no se
había encontrado ninguna solución, se continuaría, en los días
siguientes, con paro durante toda la jornada, manteniendo la
concurrencia al lugar de trabajo.
El principal titular del diario La Razón, aquel 1 de septiembre de
1957, indicaba que Cinco buques rusos habían pasado por el Báltico
dirigiéndose hacia el Mar Mediterráneo. La guerra fría amenazaba
recalentarse, y Medio Oriente era, al igual que hoy, un polvorín que
podía estallar en cualquier momento. Siria recibía armamento de la
Unión Soviética y Estados Unidos se enfurecía por lo que
consideraba una injerencia. En Jordania se juzgaba a un grupo de 23
oficiales del ejército por complotar contra el gobierno del Rey
Hussein, aliado de Estados Unidos. El ministro francés de relaciones
exteriores declaraba, durante su visita a Chile, que Francia no se
arrepentía de su intervención militar en Egipto, el año anterior,
salvo por no haber podido ocupar la totalidad de la zona del Canal de
Suez. Y en Argelia se registraban durísimos enfrentamientos
militares contra las tropas colonialistas francesas. Mientras tanto,
en Guatemala, 13 partidos políticos se preparaban para las
elecciones en que se elegiría al sucesor del asesinado corondel
Castillo Armas quien, tres años atrás, había derrocado al
presidente Arbenz con un golpe de estado financiado por la United
Fruit.
Pero si esas eran las noticias que ocupaban la tapa de La Razón, en
el interior había una extensa información sobre el conflicto
telefónico. Se señalaba que a partir del día siguiente los
afiliados a FOETRA continuarían con paros de cinco horas por turno
“en apoyo de sus demandas de un aumento de emergencia de $ 700, el
pago del salario familiar y la reincorporación del personal
declarado cesante por la Empresa Nacional de Telecomunicaciones”.
Ese domingo, por la mañana, la organización sindical informó que
había sido notificada sobre la resolución del ministro de
comunicaciones por la cual se sometía el conflicto a la
consideración del Poder Ejecutivo, mientras se emplazaba a FOETRA
para que, en el término de cinco días, presentara un memorial
alegando sus derechos.
FOETRA aclaraba que, en ningún momento, había solicitado ni
aceptado la intervención del Poder Ejecutivo para que arbitrara en
el conflicto. Y rechazaba ese arbitraje por ser contrario a sus
principios y a su experiencia. Agregaba que tampoco se podía
encuadrar el conflicto dentro de las disposiciones del decreto 879/57
“por no haber existido en ningún momento gestiones conciliatorias
por parte de la Empresa”.
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