miércoles, 8 de noviembre de 2017

1957, la huelga grande de los Telefónicos (XXIV)

Tres primeras semanas (II)

El reclamo de los trabajadores telefónicos para lograr un aumento de sueldo decoroso y la reincorporación de los cesantes por razones políticas fue sistemáticamente desoído. Ante esa situación se convocó a un congreso extraordinario de FOETRA que inició sus deliberaciones el 12 de agosto de 1957 y decidió intimar a las empresas para que dieran respuesta a las demandas. Vencido el plazo comenzaron las medidas de fuerza con paros de una hora por turno, y luego de una semana el cese de actividades llegó a las 7 horas por turno.
En la mañana del miércoles 4 de septiembre, miembros del Secretariado de FOETRA se entrevistaron con el ministro de comunicaciones. Según informaría ENTel, el ministro le comunicó a los representantes gremiales que el Poder Ejecutivo había decidido “constituir una comisión para reconsiderar la situación del personal separado del servicio, y la designación de otra comisión integrada por tres funcionarios de ENTel y tres de FOETRA, para el estudio del aumento de la producción y de las remuneraciones”. El ministro también se comprometió a anular la resolución 1.712 por la que se establecía que la solución del conflicto quedaba subordinada a una decisión del Poder Ejecutivo.
Esa misma tarde se reunió el Concejo Federal con los miembros del Secretariado y luego de escuchar su informe decidió aceptar la propuesta para solucionar la situación del personal castigado con traslados y cesantías por el gobierno militar; esto permitiría que el representante sindical pudiera participar en la defensa de los sancionados por aplicación del Régimen de faltas, dándose un plazo de 60 días para que todos los casos quedaran resueltos.
También se decidió que, como paso previo al inicio de cualquier negociación, las empresas se comprometieran a dar un adelanto de $ 400 a todo el personal, a cuenta del aumento de sueldo que se estaba reclamando. Se dejaba en claro que dicho adelanto sólo debía entenderse como parte del arreglo final, basado en la exigencia de un aumento de emergencia de $ 700 con retroactividad al 1 de julio.
La resolución del Consejo Federal agregaba que “se fijará un plazo máximo de 30 días a partir de la fecha de aceptación de estas condiciones para que la comisión a constituirse, solucione totalmente el petitorio gremial”.
El día jueves se reunieron los representantes de los trabajadores y de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, pero todo se limitó a un encuentro protocolar sin ningún tipo de oferta salarial concreta. Por eso, en la tarde, el Secretariado de FOETRA emitió un comunicado informando que a partir del día siguiente, y hasta tanto hubiera una propuesta seria sobre el tema de fondo, se retomaban los paros en los lugares de trabajo. Para ese momento la paralización de las tareas alcanzaba a toda la jornada.

El principal titular de Clarín, el viernes 6 de septiembre, era: “Bombardea la aviación cubana el foco rebelde de Cienfuegos”. En la mañana del día anterior se había sublevado la dotación naval de Cienfuegos bajo la dirección del Movimiento 26 de Julio comandado por Fidel Castro. Los sublevados lograron dominar la base naval de Cayo Loco, y con la participación de milicianos rebeldes se armó a los sectores populares que comenzaron a combatir en distintos puntos de la ciudad. Se luchó durante todo el día y buena parte de la noche, hasta que las tropas enviadas desde Santa Clara, Camagüey y La Habana consiguieron doblegar los focos de resistencia revolucionaria.

Pero ese día también se informaba que la Empresa Nacional de Telecomunicaciones había designado sus representantes para negociar con los trabajadores en conflicto; ellos eran el ingeniero Benjamín y los señores Duglioti y Somma. Por el lado de los trabajadores concurrirían Lidia Barcelona, José Vázquez y Pascual Masitelli. Los dos últimos ya habían participado en el reclamo salarial del año anterior, aquel que finalizó con el laudo tan controvertido. Como puede verse, a pesar de la dura disputa que había precedido a la elección del Secretariado Nacional de FOETRA, en la representación paritaria se incluía a miembros del Sindicato Buenos Aires. Seguramente la convivencia no debía ser fácil pero no encontré ningún testimonio que hablase de zancadillas o saboteo de las negociaciones, por el contrario, el frente interno se mantuvo unido en el conflicto con las empresas.
Estaba previsto que ese viernes, por la mañana, ambas partes se reunieran en el local de Defensa 131. Pero cuando llegó el momento de la reunión, los representantes empresarios manifestaron su sorpresa por la reanudación de las medidas de fuerza por parte de FOETRA, y agregaron que, en esas condiciones, las conversaciones no podrían realizarse. En realidad la reanudación de las medidas de fuerza estaba motivada por las dilaciones patronales; todas las empresas telefónicas (tanto la estatal como las privadas) habían sido debidamente informadas y la presunta sorpresa no pasaba de ser una chicana. Esto lo sabían los voceros de ambas partes, pero, desde el lado patronal se podían dar el lujo de reclamar la suspensión de las medidas de fuerza para sentarse a negociar.
Los representantes sindicales también tenían sobrados motivos para mantenerse firmes, pero no podían mantener una intransigencia irresponsable; como tampoco podían decidir por si mismos el levantamiento de los paros, se convino en poner el problema a consideración de los trabajadores y que fueran ellos quienes decidieran si se suspendían, o no, las medidas de fuerza. Se acordó que, si era resuelta la tregua, las negociaciones se realizarían el día lunes.
Por la noche se realizó un plenario de delegados del Sindicato Buenos Aires, en Estados Unidos 1532, y se convocó a Asamblea General de Afiliados para el día siguiente a las 15 horas, en la Federación Argentina de Box.

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