Tres primeras semanas
(II)
El reclamo de los trabajadores telefónicos para lograr un aumento de
sueldo decoroso y la reincorporación de los cesantes por razones
políticas fue sistemáticamente desoído. Ante esa situación se
convocó a un congreso extraordinario de FOETRA que inició sus
deliberaciones el 12 de agosto de 1957 y decidió intimar a las
empresas para que dieran respuesta a las demandas. Vencido el plazo
comenzaron las medidas de fuerza con paros de una hora por turno, y
luego de una semana el cese de actividades llegó a las 7 horas por
turno.
En la mañana del miércoles 4 de septiembre, miembros del
Secretariado de FOETRA se entrevistaron con el ministro de
comunicaciones. Según informaría ENTel, el ministro le comunicó a
los representantes gremiales que el Poder Ejecutivo había decidido
“constituir una comisión para reconsiderar la situación del
personal separado del servicio, y la designación de otra comisión
integrada por tres funcionarios de ENTel y tres de FOETRA, para el
estudio del aumento de la producción y de las remuneraciones”. El
ministro también se comprometió a anular la resolución 1.712 por
la que se establecía que la solución del conflicto quedaba
subordinada a una decisión del Poder Ejecutivo.
Esa misma tarde se reunió el Concejo Federal con los miembros del
Secretariado y luego de escuchar su informe decidió aceptar la
propuesta para solucionar la situación del personal castigado con
traslados y cesantías por el gobierno militar; esto permitiría que
el representante sindical pudiera participar en la defensa de los
sancionados por aplicación del Régimen de faltas, dándose un plazo
de 60 días para que todos los casos quedaran resueltos.
También se decidió que, como paso previo al inicio de cualquier
negociación, las empresas se comprometieran a dar un adelanto de $
400 a todo el personal, a cuenta del aumento de sueldo que se estaba
reclamando. Se dejaba en claro que dicho adelanto sólo debía
entenderse como parte del arreglo final, basado en la exigencia de un
aumento de emergencia de $ 700 con retroactividad al 1 de julio.
La resolución del Consejo Federal agregaba que “se fijará un
plazo máximo de 30 días a partir de la fecha de aceptación de
estas condiciones para que la comisión a constituirse, solucione
totalmente el petitorio gremial”.
El día jueves se reunieron los representantes de los trabajadores y
de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, pero todo se limitó a
un encuentro protocolar sin ningún tipo de oferta salarial concreta.
Por eso, en la tarde, el Secretariado de FOETRA emitió un comunicado
informando que a partir del día siguiente, y hasta tanto hubiera una
propuesta seria sobre el tema de fondo, se retomaban los paros en los
lugares de trabajo. Para ese momento la paralización de las tareas
alcanzaba a toda la jornada.
El principal titular de Clarín, el viernes 6 de septiembre, era:
“Bombardea la aviación cubana el foco rebelde de Cienfuegos”. En
la mañana del día anterior se había sublevado la dotación naval
de Cienfuegos bajo la dirección del Movimiento 26 de Julio comandado
por Fidel Castro. Los sublevados lograron dominar la base naval de
Cayo Loco, y con la participación de milicianos rebeldes se armó a
los sectores populares que comenzaron a combatir en distintos puntos
de la ciudad. Se luchó durante todo el día y buena parte de la
noche, hasta que las tropas enviadas desde Santa Clara, Camagüey y
La Habana consiguieron doblegar los focos de resistencia
revolucionaria.
Pero ese día también se informaba que la Empresa Nacional de
Telecomunicaciones había designado sus representantes para negociar
con los trabajadores en conflicto; ellos eran el ingeniero Benjamín
y los señores Duglioti y Somma. Por el lado de los trabajadores
concurrirían Lidia Barcelona, José Vázquez y Pascual Masitelli.
Los dos últimos ya habían participado en el reclamo salarial del
año anterior, aquel que finalizó con el laudo tan controvertido.
Como puede verse, a pesar de la dura disputa que había precedido a
la elección del Secretariado Nacional de FOETRA, en la
representación paritaria se incluía a miembros del Sindicato Buenos
Aires. Seguramente la convivencia no debía ser fácil pero no
encontré ningún testimonio que hablase de zancadillas o saboteo de
las negociaciones, por el contrario, el frente interno se mantuvo
unido en el conflicto con las empresas.
Estaba previsto que ese viernes, por la mañana, ambas partes se
reunieran en el local de Defensa 131. Pero cuando llegó el momento
de la reunión, los representantes empresarios manifestaron su
sorpresa por la reanudación de las medidas de fuerza por parte de
FOETRA, y agregaron que, en esas condiciones, las conversaciones no
podrían realizarse. En realidad la reanudación de las medidas de
fuerza estaba motivada por las dilaciones patronales; todas las
empresas telefónicas (tanto la estatal como las privadas) habían
sido debidamente informadas y la presunta sorpresa no pasaba de ser
una chicana. Esto lo sabían los voceros de ambas partes, pero, desde
el lado patronal se podían dar el lujo de reclamar la suspensión de
las medidas de fuerza para sentarse a negociar.
Los representantes sindicales también tenían sobrados motivos para
mantenerse firmes, pero no podían mantener una intransigencia
irresponsable; como tampoco podían decidir por si mismos el
levantamiento de los paros, se convino en poner el problema a
consideración de los trabajadores y que fueran ellos quienes
decidieran si se suspendían, o no, las medidas de fuerza. Se acordó
que, si era resuelta la tregua, las negociaciones se realizarían el
día lunes.
Por la noche se realizó un plenario de delegados del Sindicato
Buenos Aires, en Estados Unidos 1532, y se convocó a Asamblea
General de Afiliados para el día siguiente a las 15 horas, en la
Federación Argentina de Box.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario