La normalización (III)
Finalicé la nota anterior con uno de los diálogos que mantuve con
Diego Pérez a mediados de los ’80. Fue por entonces que comencé a
reunir información sobre la huelga de 1957, él me atendió
amablemente, me proporcionó datos de esos que no figuran en los
documentos públicos. Hablaba de memoria, incluso incurrió en
algunos errores que se fueron rectificando en el curso de la
conversación. Rememoró la elección para salir de la intervención
al sindicato Buenos Aires y luego habló de la que tuvo lugar en
febrero de 1957 para designar a los delegados congresales. En esa
oportunidad la proscripción del peronismo habría sido total.
En esa elección ganó la lista Verde (con 2.300 votos) y en segundo
lugar se ubicó la Azul (con poco más de mil votos). Teniendo en
cuenta esos números es posible suponer que el total de votantes fue
alrededor de 3.500; como entonces los afiliados eran más o menos 15
mil, la abstención fue muy grande. Buenos Aires iba con 18
representantes al congreso, con lo que ingresaron 11 por la mayoría
y 7 por la minoría
- Contame cómo fue el Quinto Congreso.
El Quinto Congreso comenzó el 18 de marzo de 1957 y terminó el 9 de
abril.
Las seccionales que participaron en ese congreso fueron: Buenos
Aires, Bahía Blanca, corrientes, Córdoba, Chaco-Formosa, Entre
Ríos, La Plata, Mar del Plata, Mendoza, Misiones, Río Cuarto,
Rosario, Salta, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero, Standard
Electric y Tucumán. En total eran 18 seccionales.
Además de las seccionales estaban las delegaciones, que eran
organizaciones que por el número de afiliados no les alcanzaba para
ser seccionales. Las que participaron fueron: Asociación Mutual de
Teléfonos del Estado (AMTE), Azul, Chascomús, Chivilcoy, General
Pico, Junín, Luján, pergamino, Tandil y Zárate.
- Vos sabés que, de acuerdo a mis datos, hivilcoy fue al congreso
con dos delegados, al igual que Zárate, Luján, Pergamino y, creo
que también, Junín. Sin embargo hay alguna seccional, como Salta,
que va al congreso con un delegado. Si las delegaciones no podían
alcanzar el rango de seccional por tener un menor número de
afiliados, ¿cómo podían ir al congreso con un número de delegados
superior al de una seccional?
Diego Pérez se sonríe y luego me contesta.
¿Vos querés que yo te diga cuál fue “el perro”? Lo que pasó
es que las delegaciones fueron incorporadas a último momento para
que participaran del Congreso. Originalmente no estaba previsto que
las delegaciones participaran con ese número de delegados. En los
congresos de FOETRA participaban las seccionales; las delegaciones
podían concurrir, pero tenían voz y no, voto. Fue el interventor,
quien a último momento, decidió que las delegaciones podían
participar del congreso.
Yo nunca supe si esa decisión tuvo que ver con un sentimiento muy
arraigado de ese momento sobre el fortalecimiento del federalismo, o
si fue por alguna rencilla del interventor con la Seccional Buenos
Aires. Lo cierto es que Peiceré, a último momento, decidió incluir
en la convocatoria a las delegaciones. Y las delegaciones se movieron
en el congreso como un bloque.
La evidencia está en que antes de la elección del secretariado,
habían comprometido su apoyo al candidato que resultó triunfador, y
que un representante de la Delegación Zárate, Dopazo, fue elegido
para integrar el secretariado.
Esto lo vamos a ver más adelante, pero si no se hubiesen dado así
las cosas, no habríamos podido revertir el peso de la mayoría de
Buenos Aires. Pensá que nosotros éramos 7 representantes por la
minoría, sobre 23 delegados de Buenos Aires.
- De acuerdo a mis anotaciones Buenos Aires no concurrió con 23
delegados sino con 18.
Posiblemente yo esté confundido. Tal vez sea en el Sexto Congreso,
cuando ya los estatutos están modificados, cuando Buenos Aires
concurre con 23 delegados y sin representación por la minoría.
- Los datos que yo tengo me los proporcionó Alfredo López, y, según
eso, hubo 70 delegados por las seccionales y 16 por las delegaciones.
En total, 86 delegados.
Eso te muestra el peso que tuvieron las delegaciones en el congreso.
Por ejemplo, en la elección del Secretario General, que fue la
primera que se hizo, hubo 44 votos para Andreatta y 35 para Valente.
Talvez hubo alguna abstención.
En la segunda votación, para Secretario Adjunto, volvió a repetirse
44 a 35. Y las votaciones que siguieron, para cubrir el resto de los
cargos, fueron 44 votos a favor y 35 anulados, porque dentro de la
urna metían papeles con puteadas. Después de las dos primeras
votaciones la oposición no propuso ningún candidato para el resto
de los cargos.
Nos pasamos más de tres horas votando, porque la votación era
secreta y había que hacer el recuento de los votos para cada cargo.
- ¿Puede considerarse que allí hubo un cierto favor oficial para
que Andreatta saliera como Secretario General?
La intervención no pudo manejar el congreso. Lo que hizo el
interventor fue colocar una cierta cantidad de delegados como para
que la conducción de Buenos Aires no pudiera copar el congreso...
- ¿Y eso, por qué?
No lo sé. Creo que había una cierta animosidad del interventor con
la conducción del Sindicato Buenos Aires. El interventor era
Peiceré, un oficial de la marina mercante, que después fue
subsecretario en un gobierno posterior.
Por supuesto, a nosotros nos beneficiaba esa animosidad de Peiceré
con la conducción de Buenos Aires.
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