La intervención (III)
La intervención de 1955 encontró acompañamiento en quienes se
habían hecho cargo del sindicato en la noche del 5 de octubre. La
información que pude recoger es bastante fragmentaria pero permite
esbozar un pequeño panorama. Al frente del Sindicato Buenos Aires
fue designado un civil, Guillermo Tamassi, y en la Federación un
militar, el capitán Kesler (que más adelante sería reemplazado por
el teniente primero Mascheroni). La comisión que inicialmente se
había hecho cargo del sindicato estaba encabezada por su dirigente
histórico, Pedro Valente, y fueron ellos quienes proveyeron de
interlocutores a los funcionarios impuestos por el Ministerio.
Pero el núcleo histórico no fue el único que asistió a la
intervención. Alrededor de los viejos dirigentes se fue congregando
un grupo de jóvenes delegados que conseguían sortear las
caprichosas disposiciones dictatoriales sobre la forma de designar
representantes sindicales. En un primer momento el Ministerio de
Trabajo había resuelto que debía nombrarse como delegados a los
empleados más antiguos en cada sector, pero muchos de los nominados
(si no la mayoría) rechazaban esa responsabilidad. Los interventores
en los distintos sindicatos fueron flexibilizando la regla imuesta, y
en algunos casos llegaron a aceptar elecciones en los lugares de
trabajo. Otros jóvenes, a pesar de carecer de esa cobertura formal
también se fueron acercando y junto a los viejos dirigentes
terminaron conformando un conjunto bastante heterogéneo. Como había
que aportar acompañamiento a las autoridades impuestas en el
sindicato y la Federación, los históricos pusieron el acento en la
gestión de Tamassi y habrían recomendado a los jóvenes para que
asistieran al interventor en la Federación. Seguramente las cosas no
fueron tan simplificadas como las estoy refiriendo, pero esta es sólo
una aproximación para ir entendiendo las grandes líneas de este
período.
Uno de esos jóvenes era Diego Pérez, quien por entonces trabajaba
en una sección de la Dirección de Ingeniería, y que luego jugaría
un destacado papel durante la huelga del ’57. Con él mantuve
varios encuentros y su testimonio resultó muy valioso para poder
armar este relato. En una de esas enrevistas comentamos que hay un
acta por la cual las antiguas autoridades del sindicato entregan las
instalaciones a un grupo de afiliados encabezados por Pedro Valente.
Le digo que, incluso, habrían existido otras actas con inventario de
bienes, etc. Y él comienza a rememorar.
“La Revolución Libertadora se inició el 16 de septiembre y
terminó de consolidarse el día 23. Después del 23 es cuando
tabasco (posiblemente acompañado de otros) va al sindicato a
reclamar la entrega. Parece que incluso se queda allí aunque los
viejos dirigentes no se retiran. Así habrían seguido las cosas
hasta el 5 de octubre en que se habrían firmado las actas de entrega
que vos me comentás. Incluso, después de eso, quedan algunos de los
antiguos colaborando con la nueva conducción. Si mal no recuerdo
algunos de ellos eran Arosio, Soto, de la Comisión de reclamos, etc.
Pero después de eso hubo una intervención. Mi reconocimiento como
delegado general de Leandro Alem fue firmado por el interventor en el
Sindicato Buenos Aires, Guillermo Tamassi, que era un civil. Y sobre
esto tengo una anécdota.
El gobierno había dispuesto que los delegados debían ser los
empleados más antiguos. Yo había sido elegido por mis compañeros
de sección, pero había muchos que eran más antiguos que yo.
Entonces los empezamos a hablar a uno por uno preguntándoles si
querían ser delegados. Como ninguno quería agarrar viaje, me saqué
de encima a todos los viejos. Después me fui al sindicato y le dije
al interventor que los que eran más antiguos que yo, rechazaban la
designación y, entonces, me firmó la credencial convalidando la
elección.
Todo eso fue necesario porque el jefe de división, Adolfo Lago, no
me quería reconocer como delegado porque yo no era el más
antiguo... y porque sabía que le iba a hacer quilombo”.
Diego Pérez continúa diciendo que Guillermo Tamassi siguió como
interventor hasta que se normalizó el sindicato con la elección de
Pedro Valente. Según yiene entendido, “Tamassi era un empleado
administrativo en el sindicato de Pérez Leirós. No era un tipo con
militancia sindical, sino un rentado”.
Ante mi pregunta sobre si hubo algún conflicto en el período que
antecedió a la normalización del sindicato, me contesta: “En la
época en que estaba Mascheroni nosotros organizamos dos o tres
movilizaciones porque habíamos presentado un petitorio...”
Lo interrumpo para aclararle que yo me refería a la situación en el
Sindicato Buenos Aires, que estaba bajo la administración de
Tamassi.
“Yo por Buenos Aires iba poco y nada. Nosotros, los que
posteriormente fuimos Lista Azul, colaborábamos en la Federación
porque ya estábamos enfrentados con los Verdes que colaboraban en el
Sindicato buenos Aires. Para que te quede más claro; los que
asesoraban al interventor civil en Buenos Aires eran los viejos de la
Verde, y los que hacíamos de asesores en la Federación éramos
nosotros. Después, cuando se hicieron las elecciones en Buenos Aires
y nosotros perdemos, nos retiramos de la Federación”.
Antes de que nos distanciáramos, los de la Verde viendo que éramos
muchachos combativos, nos presentaron en la Federación. Ellos
consideraban que teníamos capacidad, convicciones y combatividad, y
por eso nos presentaron para trabajar en la Federación mientras
ellos seguían haciéndolo en Buenos Aires. Y así fue como yo llegué
a la Comisión de Prensa a trabajar con Juan Carlos Pérez y Raúl
Aragón”.
Aquí es oportuno hacer una acotación. El Raúl Aragón al que se
refiere Diego Pérez, es el mismo Raúl Aragón que tuvo a su cargo
el Departamento de Procedimientos de la CONADEP a su regreso del
exilio a fines de 1983. A mediados de los ’50, raúl trabajaba como
operador de Larga distancia al tiempo que cursaba sus estudios en la
Facultad de Derecho. Era hijo de un antiguo dirigente del gremio
gráfico, que se había enfrentado a la conducción de su sindicato
en los años del peronismo. Su padre lo puso en contacto con la
intervención en FOETRA, allí comenzó a participar en el área de
prensa, y fue en ese lugar donde conoció a Diego Pérez y a otros
compañeros. Era opositor al peronismo pero no era un antiperonista
reaccionario, por eso participó de aquella Lista Azul de
Telefónicos, de la huelga de 1957, y, en años futuros, formó parte
del cuerpo de abogados de la CGT de los Argentinos.
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